Jerusalén. - El primer ministro israelí, Ariel Sharon, debe hacer frente a la creciente oposición de los ultranacionalistas en el seno de su propio partido, el Likud, después de la aprobación de la "Hoja de ruta", plan internacional de paz para la región que reconoce la futura creación de un Estado palestino y congela la ocupación de los territorios autónomos. Sharon, que tiene una reputación de "halcón", es decir de duro, y ha sido el gran arquitecto de la colonización judía, se ve ahora paradójicamente acusado de herir de muerte la idea del Gran Israel y de renunciar al credo nacionalista de su partido. La polémica estalló cuando el gobierno israelí adoptó el domingo pasado por una mayoría justa la "Hoja de ruta", plan internacional para resolver el conflicto entre israelíes y palestinos. Este plan prevé la creación de un Estado palestino de aquí al 2005 en tres fases, así como la interrupción de la violencia y la congelación definitiva de la colonización judía. Pero lo más importante no es que Sharon haya aceptado este plan, una vez que EEUU le dio ciertas garantías, sino la forma en que lo ha hecho y las razones usadas para argumentar su decisión. "Pienso que la idea de mantener a 3,5 millones de palestinos bajo un régimen de ocupación es lo que peor que le puede ocurrir a Israel, a nuestra economía y a los propios palestinos", declaró el lunes ante la mirada estupefacta de 40 diputados del Likud. Y por si no estaba suficientemente claro, Sharon añadió: "Es posible que no nos guste la palabra, pero es cierto que se trata de una ocupación". "No se puede gobernar definitivamente sobre los palestinos. ¿Quieren quedarse toda la vida en Jenín, Nablús, Ramalá y Belén? No creo que debamos hacerlo", dijo, ante aquellos que le criticaron por haber dado su visto bueno por primera vez a la creación de un Estado palestino. "Actualmente, 1,8 millón de palestinos reciben asistencia de organizaciones económicas internacionales. ¿Quieren ustedes que nos hagamos cargo de su educación y de su salud?", se preguntó. Ayer, vista la polémica que sus declaraciones causaron, Sharon corrigió sus palabras y afirmó ante la comisión parlamentaria de Relaciones Exteriores y Defensa que a los ojos de Israel, "los territorios palestinos conquistados durante la guerra de los Seis Días (junio de 1967), eran "territorios disputados" y no "ocupados". Desde el lunes, ministros y diputados del Likud y de formaciones situadas más a la derecha, afirmaron que la "Hoja de ruta" era muy peligrosa para la seguridad de Israel. "Visto lo visto, la izquierda israelí también habría podido obtener la paz desde hace mucho tiempo. Usted no ha aceptado sólo un compromiso, ¡ha cedido en todo!", le acusó el ex ministro de Relaciones Exteriores, David Levy. "¿Qué diré a mis hijos que viven en Judea-Samaría (Cisjordania,)? ¿Que tengo que irme de mi casa, que no podemos construir más?", se preguntaba el diputado Yichiel Hazan, colono de la implantación Ariel (Cisjordania), mostrando entre sus manos la "Hoja de ruta". "Debes saber que ni tú, ni tus hijos o nietos tendrán problemas para construir", respondió Sharon. El primer ministro ya fue objeto de críticas en su partido hace un año, cuando el comité central del Likud adoptó contra su voluntad una moción que descartaba la creación de un Estado Palestino en el futuro. (AFP)
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