Carolina Taffoni / La Capital
Un grupo de veinteañeros se sorprende cuando ve a Peter Gabriel con el pelo largo, en un viejo video de Génesis. Mientras tanto, los Potente vs. Picante se preparan para salir al escenario. A pocos metros alguien compra un disco independiente de una banda local, o descubre cómo era la tapa del vinilo de "La balsa" o el arte original de "Electric Ladyland". Afuera, Degrade está haciendo un cover de Don Cornelio y la Zona. Ese fue el clima y la impronta de "Rosario es el rocanrol", el primer festival de cultura rock que se organiza en Rosario. Uno de los epicentros del encuentro, organizado por la Secretaría de Cultura municipal, fue el concurso de bandas de rock locales para participar en el certamen Pre La Falda 2003. El premio mayor se lo llevaron El Regreso del Coelacanto y Fluido (ver aparte). El formato del festival fue en sí mismo un hallazgo, por lo menos para las huestes rockeras. Generalmente la figura de los festivales de rock está asociada a una maratón de bandas que pasan por el mismo escenario, con algún que otro ingrediente decorativo (stands de ventas, por ejemplo). "Rosario es el rocanrol" respondió a un concepto distinto. En principio porque existían distintas sedes, desde bares hasta auditorios, y sobre todo porque en el principal lugar del encuentro, el Patio de la Madera, se pudieron integrar desde el concurso para participar en el Pre La Falda hasta un seminario sobre la historia del rock internacional, pasando por foros de discusión, charlas, clínicas, recitales, stands de ventas de discos y libros, y exposiciones de fotografías, tapas de vinilos y otras joyitas de los coleccionistas. El concurso por el Pre La Falda sirvió como muestrario de la diversidad de estilos que conviven en el rock local, una suerte de prueba de "amplitud de oído" que podía resultar tan estimulante como caótica. Las charlas y seminarios corrieron distinta suerte. La clínica de batería que dio Sergio Vall en el Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC) fue un éxito, participaron 500 personas. El seminario de historia del rock internacional también convocó mucha gente. Además Alfredo Rosso y Fernando Pau lograron lo imposible: recorrer en dos días un camino que va desde Elvis Presley hasta los Strokes. No pasó lo mismo con la charla sobre los orígenes del rock en Rosario. Ciro Fogliatta terminó hablando sólo para unos pocos curiosos. En ese sentido, y en general, se notó que el festival debería haber potenciado los mecanismos de difusión.
| |