Los autores citan un relato del general Juan Domingo Perón a integrantes de la colectividad artística sobre la ayuda de Evita a los damnificados por el terremoto sanjuanino. Habla Perón: "Tenemos que hacer una gran colecta -les dije- y pido la colaboración de todos ustedes, que son personas conocidas por el público, que van a llamar la atención, para que salgan y recorran la ciudad pidiendo una contribución para hacerla llegar a estas pobres gentes en desgracia. Varios respondieron; unos decían que había que hacer una cosa; otros, que otra. Entonces Eva tomó la palabra. Recuerdo que no estaba sentada en primera fila; que llevaba un traje muy sencillo, que era muy delgada, que tenía el cabello rubio, y que iba con un sombrero chiquito, como se usaba en esa época. «Nada de festivales -respondió al que lo había propuesto-; vamos directamente a pedir, sin ofrecer nada. En este momento, no hay que organizar un espectáculo, ni un té, ni dada de eso, que son cosas viejas, pasadas de moda. Vamos a la calle, a los lugares públicos, al hipódromo, al teatro, a todos los lugares importantes, y decimos a la gente: Nuestros hermanos están en desgracia, ¡vamos a ayudarles! Tenemos que sacar dinero a los que tienen, porque a los que no tienen, no se lo podremos sacar». Me gustó la forma de pensar y obrar (de esta mujer). Me di cuenta que no era igual que las demás. Tenía algo muy superior a los otros por la forma de hablar y por las proposiciones que hizo. Era práctica y tenía ideas nuevas. «¡Bueno, muy bien -le dije yo entonces-, ya que la iniciativa es de usted, organícelo!» Y así fue: ella lo organizó todo".
| |