Sergio Faletto / La Capital
Es indudable que Newell's ante Gimnasia dejó pasar una gran ocasión para meterse de lleno en la disputa de un lugar para intervenir en la Copa Sudamericana. Posibilidad que todavía está latente. Y que por lo observado el sábado en el Coloso sólo depende del equipo rojinegro. Porque no hay dudas que tiene el remedio y los anticuerpos futbolísticos necesarios para curarse del síndrome de la irregularidad que padece. Tal vez sólo se trate de transitar este proceso de recuperación, que está impregnado de aprendizaje y crecimiento. Y más allá del empate que Newell's se permitió ante el Lobo, existen síntomas evidentes de que este plantel joven está asimilando el conocimiento de un técnico capaz como Héctor Rodolfo Veira. El equipo alcanzó pasajes de muy buen juego, con una importante demostración de riqueza técnica, y al que para ser eficiente le faltó contundencia. Y cuando no hay definición todo lo previo se diluye con el resultado. Aunque deja en la columna del haber un saldo alentador para proyectarse. Es que a la jerarquía de Damián Manso y a la habilidad de Mauro Rosales comenzó a acoplarse con práctica inteligencia el juvenil Diego Villar, conformando así una usina futbolística a la que será difícil contrarrestar. Esquema al que se complementa el experimentado delantero Walter Silvani, quien a veces incomprensiblemente reduce su capacidad para convertir al jugar demasiado abierto, a sabiendas que dentro del área es más eficiente. Hasta aquí las señales tácticas y técnicas son alentadoras. Pero el foco de conflicto del cuerpo colectivo rojinegro está desde el medio hacia atrás. Es que Newell's extraña horrores a Leonardo Ponzio, que más allá de que por momentos no demuestre disciplina táctica rinde mucho más que Sebastián Domínguez, quien a pesar de su vocación de servicio no puede disimular que como volante central hoy es mejor zaguero. Mucho más cuando en la última línea hay varias cosas por resolver. Al respecto, el Bambino ensayó varios enroques apostando a la ductilidad de sus jugadores, pero que en la práctica no fue tal. Porque si bien el zaguero Germán Ré se adaptó a jugar como lateral izquierdo, el tener que actuar sobre el otro costado le resultó complicado. Idéntico inconveniente tuvo el marcador derecho Leandro Fernández al desempeñarse en la zaga. Entonces habrá que esperar el correctivo que utilizará el DT, si es que así lo considera. Porque el cuadro de situación se agrava cuando Grabinski no juega en su nivel, como ocurrió el sábado. Y en este sentido no es un dato menor que este futbolista es muy factible que quedará libre cuando concluya el torneo, por lo que se presenta como conveniente comenzar ya a construir la defensa del Apertura. En este sentido es menester preguntarse si Fernández, Domínguez, Ré y Adinolfi no lograrían constituir una línea defensiva más acorde a las cualidades de cada integrante. Seguramente la respuesta correcta la tendrá el Bambino y es por eso que no lo dispone así. Más allá de los síntomas de recuperación y de los problemas de crecimiento, Newell's dispone de los recursos para alcanzar el objetivo de la clasificación a la Sudamericana y también para pensar con optimismo en el torneo Apertura. Sólo tiene que curarse del síndrome de la irregularidad. El que todavía perdura y molesta.
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