Los rosarinos se lanzaron en masa a cruzar el puente a Victoria y lo hicieron colapsar: los 15 kilómetros de cola para atravesar el peaje de vuelta a Rosario obligaron a la empresa a dejar por momentos circular libremente el tránsito, aun a costa de no cobrar, ya que a la ida también había levantado barreras para impedir la aglomeración. Largas hileras de autos y esperas de casi una hora para llegar a la cabina de peaje desde Rosario a Victoria llevaron a Gendarmería a restringir al mínimo el acceso en ambas cabeceras de la conexión.
El primer fin de semana con el puente habilitado rompió con cualquier pronóstico. Y la afluencia de turistas fue tal que hubo que cortar por lo sano. "En estos momentos el tránsito está interrumpido en la cabecera de Rosario debido a la enorme cantidad de vehículos que quieren cruzar", afirmó pasadas las 15 de ayer Luca Moloschi, a cargo de la estación de peaje.
En efecto, Gendarmería Nacional apostó a sus uniformados en el acceso a la conexión desde Circunvalación para restringir el tránsito. "Sólo dejamos pasar a aquellos que deben regresar a Victoria, mientras que invitamos al resto de la gente a concurrir al puente otro día porque se encuentra saturado", explicó uno de los efectivos apostados en el lugar.
Y no era para menos. A media tarde, había unos 2,5 kilómetros de cola de vehículos esperando para atravesar la cabina de peaje. Ya al mediodía la hilera era de un kilómetro y la empresa había decidido no cobrar a la ida sino a la vuelta para agilizar el paso de los autos. Le preguntaban al conductor si retornaría en el día y, si la respuesta era positiva, lo dejaban pasar sin cobrarle. "Pagás al regreso", era la rápida invitación.
Eran las 17 y unos 7 mil vehículos ya habían cruzado hacia la ciudad entrerriana, donde se agotaron hasta las artesanías que se vendían en la plaza San Martín (ver aparte). "Esto está completamente saturado, la congestión es casi del 100 por ciento y estamos desbordados", dijo con desesperación el jefe de operaciones de Puentes del Litoral, Luis Bordenave.
El regreso a Rosario no fue más fácil. Primero la empresa intentó controlar quién había pagado a la ida y hacían desviar a los conductores que exhibían su ticket para que pasaran directamente. Pero finalmente debieron levantar intermitentemente las barreras cuando alrededor de las 19 la cola en la ruta llegó a unos 15 kilómetros, según calcularon en la cabina de peaje donde consultó este diario.
Otra vez será
Ante esta situación, desde la empresa se instó a los rosarinos a calmar la ansiedad por conocer el puente, al menos durante los próximos fines de semana. "Comprendemos la expectativa de la gente por vivir esta experiencia, pero esta es una obra que va a estar por muchísimos años y hay que evitar situaciones como la de hoy (por ayer)", sugirió Verónica, una de las auxiliares operativas de Puentes del Litoral.
Moloschi fue aún más explícito. "Van a tener que esperar 45 minutos hasta pagar el peaje como ocurrió hoy, de modo que por este mes aconsejamos que no vengan por acá, porque la situación es muy caótica", apuntó. Hacia el anochecer, a los cerca de 7 mil vehículos que Puentes del Litoral ya tenía registrados desde Rosario a Victoria esperaban sumar otros 6.500, que retornarían a lo largo de la noche.
Aun así, fue imposible contabilizar los miles que a la ida habían pasado sin pagar por la liberación del tránsito y los otros tantos que tampoco lo harían a la vuelta, cuando también se levantaron barreras para descomprimir.
Y si el puente principal fue un pandemonio de autos detenidos esperando llegar al peaje, la ruta de la conexión no estuvo mucho más aliviada. Este diario llegó a contabilizar caravanas de hasta 40 vehículos circulando en fila india y carreras por adelantarse en zonas de doble línea amarilla.
No obstante, al cierre de esta edición no se había registrado ningún accidente, según lo consignó Puentes del Litoral.
"Si quieren conocer Entre Ríos, que vengan otro día, que lo reprogramen para otro fin de semana", insistió Bordenave, para quien el flujo de coches provocó "saturación, desborde y congestionamiento permanente".