Victoria. - La alegría que el pueblo victoriense experimentó durante los últimos días con la apertura de la conexión vial Rosario-Victoria perdura en el aire. Las casas continúan embanderadas por ese motivo y por la conmemoración de un nuevo aniversario del primer gobierno patrio. A pesar del trágico accidente que opacó la fiesta, las repercusiones de la mayoría de los pobladores de Victoria son muy positivas, especialmente en el sector comercial. Con el aluvión de visitantes el comercio ha incrementado visiblemente sus ventas, especialmente en el rubro gastronómico, hotelero y artesanal.
Ayer un verdadero malón se apoderó de la plaza San Martín, las calles y las instalaciones de la vieja estación de ferrocarril, en la zona portuaria, donde se desarrolló un festival artístico para festejar la apertura vial. Inevitablemente los comerciantes debieron modificar sus hábitos en cuanto a la apertura y cierre de los negocios, aunque lo que más se lamenta es dejar de lado la sagrada siesta e implementar el horario corrido, especialmente en los comedores. "Esto es impresionante. De un kilo de café que tirábamos por día, pasamos a diez", comentó un mozo de un bar céntrico.
Fiebre consumista
Lo sorprendente es que los visitantes rosarinos, a pesar de tener precios más accesibles en su ciudad, en una especie de fiebre consumista, compran artículos en tiendas a un precio por demás superior. En este sentido, los comerciantes también deberán modificar sus montos, sobre todo los almacenes y supermercados porque ya se están organizando tours de compras a Rosario, tres veces por semana.
En lo que respecta al día de la apertura en sí, nunca se vio una cantidad de vehículos tan grande, lo que entorpeció el tránsito ya que los inspectores de la Municipalidad estaban abocados al ordenamiento en la zona de la cabecera y de los accesos a la ciudad. Cabe aclarar que Inspección General cuenta actualmente con un personal de 24 efectivos y tiene pensado incorporar otros 20 en los próximos días.
En varios sectores se produjeron embotellamientos, especialmente en las estaciones de servicio, cuyas playas de estacionamiento no tienen la capacidad suficiente para contener semejante flujo de automóviles. Además, los visitantes descendían de sus vehículos desesperados por ingresar a los baños, pero aquí también se registró una importante falencia que devino en una especie de emergencia sanitaria: Victoria prácticamente no cuenta con baños públicos. En consecuencia, más de uno no aguantó y orinó en plena vía pública. Producto de estos mismos embotellamientos, en algunos sectores se organizaron verdaderos picnics mientras esperaban el descongestionamiento vehicular.
La capacidad hotelera se vio colmada en su totalidad en los cinco hoteles de la ciudad. Victoria también cuenta con un camping municipal en la zona portuaria y otros dos privados. Ofrece además alojamiento en bungalows, estancias y cabañas en las afueras del ejido urbano, los que alcanzaron un porcentaje menor de ocupación.
Durante las noches se nota un mayor movimiento en bares y confiterías e incluso desde la Jefatura Departamental Victoria de Policía informaron que si bien hasta el momento "todo está tranquilo en lo que respecta a robos y demás ilícitos, se registraron entradas de algunos contraventores rosarinos por infracción a los artículos 41 (ebriedad) y 43 (desorden) de la ley provincial de contravenciones Nº 4.815".
En lo que fue el tránsito dentro del viaducto, se escucharon posiciones encontradas por parte de los victorienses que cruzaron a Rosario, elogios y críticas. Estas últimas radican en el hecho de que "la cinta asfáltica es un tanto angosta, y también se notó la ausencia de guardarrails en la mayor parte del trayecto, deficiente iluminación, teléfonos de emergencia sin funcionar y las banquinas no están afirmadas", señaló Adolfo Mittelman, un conocido comerciante victoriense y uno de los incansables luchadores en favor de la tan ansiada conexión vial.