Pablo F. Mihal / Ovación
Conversado como partido de truco. Cortado hasta el aburrimiento. Gimnasia y Logaritmo jugaron ayer uno de los encuentros más anodinos de la presente edición del Regional del Litoral, campeonato donde este año está en juego la Copa Volkswagen. El triunfo fue para los mens sana por 33 a 13, que además de la victoria consiguieron un importante punto bonus que lo ubica en la cuarta posición de la tabla aunque con un partido menos.
Si bien la victoria fue justa, también es cierto que por lo demostrado ayer fue demasiado holgada. El triunfo lo justificó simplemente en el hecho de que supo aprovechar mejor las chances que tuvo.
El partido en sí, fue olvidable. Y lo fue por varios motivos. El más relevante fue que intentaron jugar tan tácticamente que paradójicamente arruinaron el juego. La utilización del pie, que tenía que ser uno de los instrumentos para posicionarse mejor en el terreno, pasó a ser "el" arma preferida con uso indiscriminado de ella.
Ya desde el arranque se mostró este vicio. Los primeros cuarenta segundos la pelota surcó el cielo del parque Independencia devolviéndose gentilezas permanentemente hasta que Gimnasia se animó a atacar. Martín Molina encontró un hueco y se mandó al ingoal matemático sin que la marca pudiera impedirlo.
Pero fue un try de otro partido. Lentamente Logaritmo empezó a ganar terreno y la balanza se fue equilibrando gracias a la puntería de Federico García, el mejor hombre del conjunto bordó. Incluso llegó varias veces a estar muy cerca del ingoal pero falló en la puntada final y eso, a la larga, le jugó en contra.
Los errores técnicos individuales comenzaron a hacerse costumbre con el lógico perjuicio al espectáculo, que ya dejaba mucho que desear.
De contra, los auriazules llegaron al segundo try, que si bien pareció tener vicios de nulidad (la pelota se le fue para adelante a Paronzini antes de apoyar), fue cobrado por Darío Escobar.
Con muy poco para destacar, el parcial fue para el local por 15 a 6.
En el complemento las cosas no cambiaron demasiado: los errores siguieron apareciendo, las ideas no. Con un promedio de un error cada cuatro pases o una infracción, el partido se desdibujaba cada vez más. Las decisiones equivocadas ayudaban también a que el paisaje sea aún más desolador.
Gimnasia, en ese contexto, volvió a sacar ventajas. Primero con el try de Cardozo y después con el de Tosto que, según la parcialidad local, tampoco había sido válido ya que la pelota no había sido apoyada directamente en el piso.
El descuento de Loga no influyó en el desenlace y la gente recibió el pitazo final casi como una bendición. El partido había terminado y lo único que dejó en limpio es que uno ganó, otro perdió y ambos quedaron en deuda.
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La Ciudad
