Guillermo Villarreal
Los obispos se ampararon en su habitual sigilo para no emitir palabra sobre la conformación del gabinete del presidente electo, Néstor Kirchner, aunque eso no significa que algunos nombres hayan generado cierta inquietud en la Iglesia. Si bien se escudan en la norma nunca impresa de no hacer comentarios personales antes de una asamblea plenaria (comenzará el lunes), los habituales voceros reconocen que el staff de Kirchner tiene sus "claroscuros" en áreas como salud, educación y acción social. No obstante, acreditan la decisión presidencial y esperan que el nuevo gobierno dé sus primeros pasos antes de hacer observaciones irritantes habida cuenta, además, de que ya hubo un compromiso tácito de la segunda línea episcopal de colaborar con Kirchner. "Queremos mantener las reglas de independencia y cooperación mutuas", explicó un encumbrado arzobispo. La aclaración, aunque lógica, no es en vano: hace tiempo que el Episcopado le esquiva a las intromisiones que, abierta o solapadamente, ejerce el ahora renunciado secretario de Culto Esteban Caselli. Al ex embajador ante la Santa Sede en la década menemista se le atribuye haber interferido en la designación del nuevo nuncio apostólico, pretender quitarse de encima (aunque sin éxito) al diplomático Vicente Espeche Gil y, últimamente, armar una "extraña" agenda de actos piadosos para la despedida de Eduardo Duhalde. Hay un secreto a voces en despachos gubernamentales: Caselli le sugirió a Duhalde que, al coincidir su salida con el 25 de Mayo, evitara un tedéum crítico del cardenal Jorge Bergoglio (Buenos Aires). Por lo que el jefe del Estado le solicitó telefónicamente a monseñor Héctor Di Monte una misa en la basílica de Luján, previa carta de disculpas al purpurado porteño en la que argumentaba querer concluir el mandato "a los pies de la Virgen para agradecerle su protección y por haber logrado la pacificación del país". La movida forzó a la curia porteña a aclarar que el "único" tedéum por la fiesta patria era el "tradicional", el que históricamente se celebra en la catedral de Buenos Aires, aunque con la salvedad de que será a las 19 y no cerca del mediodía, y esta vez con la asistencia de Kirchner.
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