El jefe del Palacio de Hacienda, Roberto Lavagna, quien fue ratificado ayer por el presidente Néstor Kirchner para seguir al frente de Economía, pasará a contar a partir de este domingo con más áreas de trabajo a su cargo, desde su nueva función de ministro de Economía y Producción. No obstante, el flamante esquema ministerial presentado ayer por el presidente electo, Néstor Kirchner, obligará a Lavagna a resignar algunas secretarías en favor del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, que ocupará el arquitecto Julio De Vido. En los despachos de Hipólito Yrigoyen 250 son escasos los que se animan a arriesgar cómo quedará constituido el nuevo gabinete de Lavagna, ya que aún no se definió de manera oficial qué secretarías les corresponderán a Lavagna y cuáles a De Vido. De todas maneras, se descuenta que Planificación absorberá las secretarías de Obras Públicas (en la actualidad depende directamente de Presidencia), Transporte (Producción), Energía y Comunicaciones (Economía). En consecuencia, Lavagna retendrá las secretarías de Hacienda, Finanzas, Política Económica y Legal y Administrativa, a las que se agregarán las del Ministerio de la Producción: Defensa de la Competencia; Pymes; Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos; e Industria, Comercio y Minería. De esta forma, Lavagna retoma parcialmente las atribuciones que tuvo en sus primeros meses de gestión, cuando también comandaba interinamente la cartera de Producción en el lapso comprendido entre la renuncia de José Ignacio de Mendiguren y la asunción de Aníbal Fernández. Pero a diferencia de ese período, Lavagna no contaría con el control de las empresas de servicios públicos y de combustibles, que pasarían a la órbita de De Vido, en una suerte de reedición de la frustrada supersecretaría que quiso instrumentarse en 1995. Un vocero del Palacio de Hacienda informó ayer que está confirmado el traspaso a Economía de las secretarías de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos; de Industria; de Competencia, la Desregulación y la Defensa del Consumidor; y de la Pequeña y Mediana Empresa y Desarrollo Regional, que estaban bajo la órbita de la cartera que conducía Aníbal Fernández, ayer nombrado ministro del Interior. Hasta el momento, el único funcionario que anunció públicamente su decisión de abandonar la cartera de Economía es el secretario de Hacienda, Jorge Sarghini, aunque se desconoce cuándo se producirá su alejamiento y el nombre de quien lo reemplazará. En tanto, permanecería en el cargo el actual secretario de Política Económica y viceministro de Economía, Oscar Tangelson, debido a su fluido diálogo con los equipos técnicos de Kirchner, como también el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, ante el inminente inicio de la reestructuración de la deuda pública. El titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos, Alberto Abad, continuaría al frente de la repartición por el éxito logrado en materia de recaudación impositiva, pese a las críticas de algunos economistas que adjudican el incremento de los recursos fiscales a la inflación y a las retenciones a las exportaciones. En el área financiera, aún resta definir quien se hará cargo del Banco de la Nación. Precisamente desde Río Gallegos Kirchner dijo que "no se puede hablar de ningún nombre, porque va a pasar lo mismo que con el gabinete, donde tuvimos más de 500 postulantes" y destacó que no le gusta "manosear la información". Por otra parte, Economía pierde las áreas de Comunicaciones, Energía y Transporte, que pasarían al nuevo Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, que estará a cargo de De Vido. Esta cartera cumplirá un importante rol en la estrategia del futuro gobierno de impulsar la obra pública, en lo que se conoce como neokeynesianismo con equilibrio fiscal y, junto con el Ministerio de Economía, serán dos pilares del nuevo gabinete nacional. Una fuente del Palacio de Hacienda no comparte la opinión de algunos analistas, en cuanto a que Lavagna perdió poder con la transferencia de las áreas de comunicaciones, energía y transporte. "Lavagna conserva la estructura central de Economía y se saca de encima el tema de las tarifas de los servicios públicos, que no pudo resolver desde que asumió por los contínuos fallos judiciales, y que ahora queda en manos del Congreso y del nuevo ministerio", confió la fuente.
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