Año CXXXVI
 Nº 49.847
Rosario,
martes  20 de
mayo de 2003
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Sigilosa tarea de una banda de ladrones en Liniers al 500 bis
Vacían una casa de barrio Ludueña mientras sus moradores dormían
Una vecina vio como los maleantes se llevaban las cosas y dio aviso a la policía que detuvo a 5 jóvenes

María Laura Cicerchia / La Capital

Walter Fara, un estudiante de abogacía de 24 años, tuvo que despabilarse de golpe cuando cuatro policías lo arrancaron del sueño para anunciarle una amarga noticia: le habían vaciado la casa mientras dormía. Una banda de cinco personas había actuado con sigilo mientras él y sus padres descansaban en la planta alta de la vivienda para llevarse un televisor, dos motos, dos bicicletas, un microondas y todo lo que pudieron hasta que el llamado de una vecina alertó al Comando Radioeléctrico y los intrusos interrumpieron la mudanza.
El robo, cometido con la clásica modalidad de escruche, ocurrió en una casa de familia de barrio Ludueña, ubicada en Liniers 555 bis, la madrugada del domingo. Sobre la ochava noroeste funciona un local de videojuegos que los Fara instalaron dos meses atrás como una fuente extra de ingresos. En la planta alta se encuentran los dormitorios donde descansaban Walter y sus padres: Domingo Aiud Fara, de 77 años, y Ana Lucía Strrycharzuck, de 69.
"Me despertaron cuatro policías y me dijeron que estaba abierta la puerta de abajo. Por suerte uno de ellos era amigo mío de la escuela secundaria y me llamó por mi nombre. Le avisé a mis padres y constaté las cosas que faltaban. Cuando vi que se habían llevado mi moto me quise morir. Es lo que más me duele", contó Walter a La Capital.
Los ladrones habían entrado a su casa a la madrugada, luego de romper los vidrios laterales de la puerta del frente. La cerradura no fue forzada porque al parecer los maleantes acercaron con un palo las llaves que Domingo había depositado sobre la mesa del comedor antes de irse a dormir.
"Cuando bajé encontré todo desordenado. Habían movido mesas y sillas y revuelto papeles", describió Walter, a quien le faltan unas pocas materias para recibirse de abogado en la Facultad de Derecho de la UNR. Se habían llevado un televisor color de 20 pulgadas, un ciclomotor, una caja de zapatos con 92 fichas de videojuegos, dos bicicletas playeras infantiles, un microondas, seis pesos de la caja diaria del negocio y una moto Guerrero GD 100 color azul que Walter aún no terminó de pagar (le faltan 6 cuotas) y usaba para ir y venir de la facultad.
El despojo de la vivienda fue descubierto por una vecina que a la 1.30 vio pasar a un grupo de jovencitos cargando un televisor y la imagen le resultó sospechosa. Como existe un acuerdo solidario entre vecinos para protegerse de la inseguridad, llamó de inmediato a la policía. Agentes del Comando Radioeléctrico y de la seccional 12ª, al mando del comisario Carlos Casella, acudieron al lugar.

Algo recuperado
En Liniers y Lasalle divisaron a varias personas que transportaban bultos. Detuvieron a dos de ellas y les secuestraron el ciclomotor (una Juki 50) y una caja de zapatos con las fichas de video. Luego ubicaron la vivienda asaltada, despertaron a sus moradores y supieron que el botín había sido mayor.
Se dirigieron entonces a la villa miseria de Liniers y Gorriti, donde apresaron a otros tres sospechosos y recuperaron el televisor y una bicicleta. Los detenidos fueron identificados como Juan Ramón Usandivaras, de 18 años; Aldo Villarreal, de 19; Angélica Josefina Aguirre, de 21; Ramón Aguirre, de 18 y un menor de 17. Todos quedaron detenidos por orden del juez de Instrucción Nº 3, Luis María Caterina.
De acuerdo a lo que pudieron reconstruir las víctimas, los ladrones realizaron varios viajes y estuvieron por lo menos una hora revisando la planta baja del domicilio, donde está el comedor, la cocina, el local de videojuegos y un garaje. La disposición de la vivienda hace que desde la planta alta, según sus dueños, sea difícil oír lo que ocurre abajo. "Yo no escuché nada", cuenta Domingo, un jubilado industrial descendiente de sirio-libaneses.
Los familia vive con los haberes jubilatorios de Domingo y los ingresos que les deja el local de juegos. "Hicimos esta casa ladrillo por ladrillo 30 años atrás con mucho sacrificio y ahora no nos alcanza ni para los impuestos", se lamentó la mujer en medio del llanto. "Es que sentimos mucha impotencia por lo que pasó", cerró Walter, quien no pierde las esperanzas de recuperar la moto que los ladrones nocturnos se llevaron en silencio mientras él dormía.



La familia descansaba en la planta alta de la casa.
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