Las dificultades económicas y el valioso tiempo personal invertido no siempre con ganancias pueden atentar contra el espectáculo infantil o contra cualquier otra empresa humana. La lista de factores que conspiran contra el género puede ser extensísima. En ella caben la poca difusión, la falta de autores y textos nuevos, el aventurerismo de alguno y hasta el lógico rechazo del público, que puede producirse por otra infinidad de razones, pero resulta llamativo que otro soporte, la televisión, sea considerado por los teatreros como segundo factor determinante de la presentación o no de obras nuevas. "Lo que no sale en TV no existe", parece ser el razonamiento de gente que se considera damnificada por algo que parecen amar y al que reconocen como el más importante a la hora de imponer una figura o una propuesta.
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