Año CXXXVI
 Nº 49.845
Rosario,
domingo  18 de
mayo de 2003
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Un retrato de Fidel Castro desde el exilio
Lucharon junto a él y cayeron en desgracia. Describen al líder cubano como mesiánico, inteligente y autoritario

Miguel Enesco

Miami. - Mesiánico, inteligente, ambicioso, con ilimitada vocación de poder: exilados anticastristas que combatieron junto a Fidel Castro o apoyaron su Revolución, antes de caer en desgracia, trazaron un retrato personal del líder cubano sometido ahora a la crítica internacional tras la reciente ola represiva en la isla. "La personalidad de Fidel ha marcado su vida política", afirma Antonio Veciana, antiguo fundador del grupo paramilitar anticastrista Alfa 66.
Veciana ha estudiado detalladamente al personaje: no en vano asegura haber organizado dos fallidos atentados contra la vida del presidente cubano, en 1961 en La Habana, y a principios de los 70 en Chile. Para Veciana, de 75 años, presidente del Colegio de Contadores Públicos de Cuba en los primeros meses de la Revolución (1959), son "pensados y analizados" todos los actos de Fidel, al que califica de "inescrupuloso y autoritario".

"Si hay que fusilar, fusila"
¿Los disidentes encarcelados? ¿Las recientes ejecuciones? "Fidel siempre ha sabido cortar por lo sano. Si hay que fusilar, fusila", opina por su parte Eloy Gutiérrez Menoyo, ex comandante de la Revolución, luego preso político en la isla durante más de 20 años, y ahora exilado en Miami. "La confrontación con EEUU le viene como anillo al dedo. Esa es la pecera donde Fidel nada sabroso", dice Menoyo, que ha vuelto varias veces a Cuba y se entrevistó largamente con un Castro "cordial y receptivo" en 1995. No hablaron del pasado, ni de los años de prisión, "sólo del futuro". "Qué largo llevas el pelo, Eloy", lo saludó Fidel, bromeando.
Cuando el ex comandante le recordó que la Revolución original debía ser "ni comunista ni imperialista", el presidente cubano replicó: "Yo sigo creyendo en esa revolución, pero la confrontación con EEUU no lo permite".
Antonio Jorge, ahora profesor de relaciones internacionales de la Universidad Internacional de Florida (FIU), coincidió con Castro en el colegio Belén de jesuitas. "De adolescente ya tenía una visión mesiánica, histórica. La misión de su vida era combatir el imperialismo de EEUU", dice Jorge, que lo recuerda "díscolo, voluntarioso, inteligente, pendenciero". "Le encantaba declamar piezas oratorias de los clásicos, de Primo de Rivera", asegura Jorge, que fue asesor del Ministerio de Hacienda cubano en el primer gobierno tras el triunfo de la Revolución. "Nos dimos cuenta de sus intenciones cuando se le pidió elecciones, y Fidel tuvo su famosa réplica: Elecciones ¿para qué?", evoca.
Fidel Castro fue "el primer disidente de la revolución cubana", asegura Gutiérrez Menoyo. "Cuando yo estaba en la cárcel, él me mandaba cada cierto tiempo un emisario para proponerme un plan de rehabilitación, es decir que me librara a un mea culpa", recuerda. "Pero yo le respondía al emisario: dile a Fidel que el que se tiene que rehabilitar es él", relata Gutiérrez Menoyo, liberado en 1986 gracias a la gestión del entonces jefe de gobierno español, Felipe González.
Pese a su condición de contrarrevolucionario, "Fidel me envió un pésame a la cárcel por la muerte de mi padre" prosigue Menoyo. "Es un hombre de detalles, nunca olvida un cumpleaños". Pero tras ese lado humano, "hay un dictador, y muy poca gente se atreve en Cuba a decirle que no", agrega. "Fidel desprecia en el fondo" a sus acólitos, añade Menoyo.
¿El dinero, las acusaciones a Castro de haberse convertido en millonario? Menoyo y Veciana las rechazan. "Sólo le interesa el poder, no le interesa el dinero", coinciden. La familia, la vida privada, sus amores "están envueltos en un mito, en un misterio", según Veciana.
Una de las hijas de Fidel, Alina Castro, también exilada, contó una vez a la AFP que "con él, era imposible mantener una relación personal normal, por sus ocupaciones y deberes peculiares". La calificó de "relación esporádica".

¿Mito o realidad?
Los atentados contra el líder cubano forman parte también del mito. Los que organizó Veciana -uno previsto con un bazooka ante el palacio presidencial de La Habana, otro durante una visita al presidente chileno Salvador Allende- fallaron, según él, porque "a los ejecutores les faltó el valor" para perpetrarlos. "Fidel intimida. La presencia de su guardia personal armada intimida. Fidel toma además muchas medidas de precaución. Pero yo creo que él mismo ha exagerado el número de veces que han querido matarlo", opina Veciana, ahora dueño de un comercio en Miami. "Ah, si Fidel hubiera sido artista en un teatro, qué gran artista", suspira el ex conspirador, partidario ahora del "diálogo, porque no podemos derrotarlo militarmente". "Es que ya estamos todos viejos, y tenemos más de 70 años", explica. (AFP)



(Ilustración: Ippóliti)
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