Año CXXXVI
 Nº 49.845
Rosario,
domingo  18 de
mayo de 2003
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Una investigación sobre el último tercio de la vida de René Favaloro
El trabajo del periodista Pablo Calvo se centra en el esfuerzo del célebre cardiocirujano por mantener su Fundación

Gustavo Bernstein

"La muerte de Favaloro", de Pablo Calvo, reconstruye la historia del célebre cardiocirujano argentino creador del by pass e indaga en las motivaciones íntimas y públicas de su suicidio, acontecido el 29 de julio de 2000 mediante un tiro en el corazón. "Nunca un suicidio es por una causa; son multicausales. Pero lo sobresaliente en sus cartas finales es la inminente quiebra de su Fundación, que él homologaba a su propia persona; por lo que si quebraba lo uno parecía que quebraba también lo otro", explicó Calvo.
Advirtió además que "la única salida que le ofrecía el poder era entrar en un sistema de retornos y coimas que no se amoldaban a sus parámetros éticos (que él transcribió alguna vez en un decálogo de mandamientos laicos), cuya violación indefectiblemente hubiese constituido también su derrumbe personal".
"Me aconsejaban incorporarnos al sistema, a los retornos... A esta altura no puedo cambiar mis principios éticos, prefiero desaparecer", sostenía René Favaloro en una carta escrita en vísperas del suicidio -inédita hasta la aparición de este libro, recién publicado por Sudamericana- dirigida a "amigos y familiares".
Allí llama "manga de corruptos" a los sindicalistas que piden coimas para derivarles pacientes de las obras sociales, señala al Pami entre sus verdugos (por una deuda impaga de casi dos millones de dólares) y se manifiesta cansado de las medallas que le colgaban los gobernantes: "Siempre lo mismo: `la leyenda', `la leyenda'. Estoy cansado de recibir homenajes".

La carta a De la Rúa
La investigación publica también por primera vez completa la carta a Fernando de la Rúa, leída por el entonces presidente cuando ya era tarde, en la que menciona a "emergencias ineludibles que deben solucionarse en los próximos días", alude a los choques con "algunos peces gordos, como Amalita o Goyo Pérez Companc" y le ruega que influya "para conseguir una donación urgente".
"Quise que el libro funcionara también como una detallada biografía del último tercio de su vida, cuando pese a su consagración en la Cleveland Clinic de los Estados Unidos decide retornar al país para concretar su sueño: crear un instituto modelo `donde se puedan atender, bajo idénticas condiciones de eficiencia, humildes y poderosos'", explicó Calvo.
"No era poca cosa -subrayó-: le ofrecían dos millones de dólares anuales para quedarse, y un futuro venturoso de fortuna y honores, pero decidió volver".
El relato corre en paralelo con la historia negra del Pami, la obra social de los jubilados fundada por Francisco Manrique en 1971 -mismo año en que Favaloro concreta su regreso-, institución a la que se le atribuye una considerable cuota de responsabilidad en su quiebre emocional y que durante el menemismo entabló con el cardiólogo una relación muy ambigua.
Según el periodista, si bien en esa época "llegó a cobrar subsidios por 17 millones de dólares anuales y entabló una relación muy fluida con Matilde Menéndez", quien le concedió "adelantos per cápita" por 3,5 millones de dólares, "mantuvo luego una guerra epistolar con Víctor Alderete" por una deuda de 2 millones de dólares.

Un nefasto "peaje"
"No me pagan porque no doy coimas", decía Favaloro, aduciendo un "peaje" del 30 por ciento que debía quedar en el camino para que se destrabara el conflicto; a lo que Alderete retrucaba: "Es una deuda no documentada" y sostenía que de abonarla se "expondría a irregularidades administrativas insalvables".
Los escarceos de Favaloro con el poder comenzaron en 1976, cuando pese a haberse opuesto al golpe, visitó a Jorge Videla para terminar integrando la comisión del Proyecto Nacional y funcionar como asesor ad honorem en materia de salud.
También, cinco días después del desembarco argentino en Malvinas, participó de un chárter (junto a Saúl Ubaldini, Jorge Triaca, Deolindo Felipe Bittel, Abelardo Ramos y otras personalidades) para asistir a la asunción del general Benjamín Menéndez.
"Menéndez, reconoce Favaloro, fue el único que no vino con espíritu fenicio; él se había ido a verificar las condiciones del hospital mientras los demás que recolectaban souvenirs y piedritas como si se tratara de un paseo turístico", mencionó el periodista.
Con el retorno democrático, el prestigioso cirujano llamó a apoyar a Raúl Alfonsín e integró luego la Conadep, a la que renunciaría más tarde al notar "una inclinación excesiva contra los militares".
No obstante, si bien nunca ocupó un cargo oficial, siguió integrando todo tipo de comisiones, desde la de Recuperación Etica que encabezó Duhalde a comienzos de los 90, hasta la que tuvo que convencer a los enfermos de que el "agua milagrosa" importada de México era una falsedad.
La situación más llamativa se dio en 1998 cuando fue a la vez asesor del entonces presidente Carlos Menem, del gobernador de Buenos Aires, Eduardo Duhalde y del jefe de gobierno porteño, Fernando De la Rúa.
Además de las cartas íntimas inéditas, el libro incluye también una recopilación de las cartas públicas completas y un sinnúmero de reportajes en los que Favaloro va desgranando sus ideas políticas y sociales. (Télam)



"Entrar en las coimas era la salida que ofrecía el poder".
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