Cruzar en auto a Victoria por el flamante puente que se inaugurará este jueves costará 9 pesos. Y si el regreso desde la ciudad entrerriana se hace en el mismo día, no habrá que volver a pagar el peaje, bastará con mostrar el ticket que se sacó a la ida. Se calcula que la conexión vial será transitada diariamente por unos 3.100 autos. La megaobra tiene una extensión de 59,4 kilómetros y cuenta con dos viaductos de acceso, un puente principal y 12 sobre la zona de islas. Su construcción demandó casi cinco años.
Para cruzar la flamante conexión habrá que ingresar por la avenida de Circunvalación, que desemboca directamente en el viaducto de acceso, una gran plataforma de hormigón armado que tiene más de un kilómetro de largo, cruza por encima de bulevar Rondeau y conecta finalmente con el puente principal.
El acceso desde Rondeau deberá hacerse del siguiente modo: primero habrá que doblar a la derecha y tomar la gran rotonda de Rondeau y Circunvalación, cruzar el bulevar por esa rotonda y tomar la colectora que sube a Circunvalación. Luego habrá que circular por esta avenida hasta la subida de acceso a la autopista a Santa Fe, subir, cruzar el puente que lleva hacia la mano contraria de Circunvalación, bajar y empalmar con la avenida. Una vez sobre esta arteria, el camino conduce directamente alpuente (ver infografía).
Si bien existe una rotonda antes de llegar a la autopista (la que está a la altura del Makro) advierten que su función vial no es la de ingreso al puente, y que sería catastrófico que todos los vehículos optaran por esta alternativa.
Luego de recorrer cinco kilómetros de viaductos y puente principal habrá que detenerse en la cabina de peaje, instalada ya en zona de islas. Allí, los vehículos particulares deberán pagar 9 pesos; los camiones, 18; los vehículos con 3 y 4 ejes, 26,90; los de 5 y 6 ejes, 35,90; y los de más de 6 ejes, 44,80. Estos valores fueron estipulados en las últimas horas. No obstante, en el Ministerio de Economía se estudia la posibilidad de otorgar una rebaja que sería del 30% para los autos y motos y del 60% para las demás categorías.
La seguridad estará a cargo de Gendarmería Nacional, que custodiará toda la conexión y tendrá destacamentos sobre ambas cabeceras.
Bicis y peatones, abstenerse
La tracción a sangre sobre el puente estará prohibida, por lo que no se podrá circular caminando ni en bicicleta.
Tampoco estará permitido detenerse sobre toda la extensión, aunque se podrá descender por alguna de las cinco bajadas que tiene el puente en zona de islas. No obstante, el comandante de Gendarmería, Oscar Rodríguez, alertó que en esos sectores "no hay infraestructura", por lo que desaconsejó parar en el lugar.
Rodríguez también subrayó que los automovilistas deberán tener "extrema prudencia" para conducir sobre la conexión. "Es una ruta muy recta que tiene poco espacio en la banquina. Un exceso de velocidad puede ocasionar un accidente", indicó el oficial.
En tal sentido, desde el Organo de Control de Concesiones Viales se informó que la velocidad máxima no podrá exceder los 110 kilómetros, al tiempo que la mínima será de 55.
Todos los vehículos deberán circular con las luces bajas encendidas y respetar en todo momento las indicaciones del personal de Gendarmería. Además, y ante cualquier desperfecto mecánico, los automóviles serán asistidos por el servicio de auxilio de la empresa Puentes del Litoral (concesionaria de la conexión). La firma colocó postes con teléfonos cada cinco kilómetros y tendrá un móvil recorriendo el puente de modo permanente.
Si bien aún no se definió qué empresas de transporte de pasajeros estarán autorizadas a cubrir el trayecto, no son pocas las firmas que ya se mostraron interesadas, por lo que en algunos días más el puente también se podrá cruzar en colectivos que partirán desde la terminal de ómnibus local.
Algo es seguro, en sólo cuatro días, rosarinos y victorienses quedarán finalmente unidos. El puente será una realidad. La megaobra, que en el momento de mayor esplendor llegó a ocupar a 1.300 personas, llegará a su fin. Sólo queda transitarlo y dejarse maravillar. Fueron casi cinco años de trabajo, ahora se verán sus frutos.
La Ciudad
