| | cartas El vil dinero
| Desde que el sol nace cada mañana y aun cuando la luna trae la noche, una sola ambición revolotea disfrazada nuestra aparente forma de transcurrir: que el dinero aumente, que el dinero alcance. Dinero, ¿extraña forma de relacionarnos? Algunos mueren por él, otros matan por él, algunos negocian con él mientras pocos producen sin él, y por si fuera poco, otros despojan al desposeído sólo por reencontrarse con una suma que les devuelva algo parecido al paraíso. Paraíso ¿existís sin él? Hoy los invito a dejar de pensar en él, a no renunciar a nuestra hermosa humanidad, a nuestra capacidad de mirar al otro, al semejante, sin poner por encima los propios intereses. Que no seamos sólo ruinas aquellos que todavía creemos en la posibilidad de ser íntegros y arriesgarnos a vivir con amor, dignidad y verdad. Hagamos el intento de recuperarnos en medio de tan salvaje lucha de miserias, miseria real y miserias del alma. Hoy mi deseo más profundo es que el individualismo y esa ambición desmedida de dinero no apaguen la posibilidad de construir un mundo mucho más solidario. Lo dedico a quien no sólo me sacó lo poco o mucho que tenía, pero más que nada a quien me sacó hoy la ilusión de pensar que algunos todavía podían poner los valores humanos por encima de la necesidad de dinero. DNI 24.566.958
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