| | cartas Los médicos que fuman
| Deseo relatar una situación que me sorprendió por el ámbito en que se produjo y que contó con la presencia de voluntarios protagonistas. El lugar, el Hospital Español; sus protagonistas, distintos profesionales del arte de curar. Después de haber asistido a uno de mis habituales turnos médicos, fui hacia el bar que funciona en el interior del mencionado establecimiento y grande fue mi sorpresa cuando al entrar me vi súbitamente envuelta en densas nubes de humo, por supuesto, de adictos al cigarrillo. Sin mayores esfuerzos deduje la falta de ética y ejemplaridad de esos profesionales que recomiendan a sus pacientes evitar todo aquello que signifique un perjuicio para la salud, sin reparar -en eventuales circunstancias como la que me tocó vivir- que exhalan humo y nicotina haciendo tóxico lo que se exhibe y lo que se consume. Cuando advertí que en los pasillos -inclusive el que conduce al bar- se exhibían letreros "gracias por no fumar", mi indignación fue en aumento. Obvio sería destacar, por remanidas, las funestas consecuencias del tabaco y debo admitir que a cada uno le asiste el derecho a hacer con sus pulmones y con su vida lo que más le plazca -sólo que en estas circunstancias está en juego la vida de los demás- pero el respeto, la discreción y la ética son atributos indispensables de la conducta humana. Olga Ponce
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