Alejandro Cachari / Ovación
De tanto andar madurando, el árbol tuvo su gran producción. Como un buen naranjo en estas épocas del año. Los frutos cayeron todos juntos. El tenis argentino instaló un récord a nivel mundial, estampó ayer una estadística sin precedentes. Jamás vista. No pudo ni el poderoso tenis estadounidense, ni la historia de los australianos, ni la impresionante y envidiable armada española: cuatro criollos definirán el Masters Series de Hamburgo. De tanto amagar y quedar a mitad de camino al fin llegó el gran momento. Quizás mucho más trascendente de lo esperado. Apenas se reclamaba un título grande ante tanto despliegue de talento, técnica y jerarquía. Sólo Guillermo Cañas pagó con un triunfo grande sus ambiciones: ganó el año pasado el Masters Series de Toronto. Nalbandian había arañado el bronce en Wimbledon, aunque bien puede considerarse que alcanzó la gloria al disputar la final sobre el césped inglés. Mucho más acá en el tiempo, Coria se quedó en la última instancia de Montecarlo hace unas pocas semanas ante el impiadoso valenciano Juan Carlos Ferrero. El cuadro de Hamburgo pareció hacerle un guiño a la legión que encabezan David Nalbandian y Guillermo Coria. El cuadro del torneo les permitió a ellos dos, a Agustín Calleri y a Gastón Gaudio evitar los choques fraternos y de esta manera conseguir uno de los hitos más trascendentes de la historia del tenis argentino. La jornada comenzó a tomar forma de hazaña pasadas las 10 de la mañana, cuando Nalbandian remontó un partido casi perdido frente al chileno Fernando González. Empezó a llenarse de tonalidades con la inmejorable puesta en escena de Coria frente al bombardero australiano Philippoussis, recibió los últimos retoques con la victoria del todo esfuerzo y entrega Calleri ante el experimentado sudafricano Wayne Ferreira y Gaudio le puso el marco vapuleando al belga Olivier Rochus que no entendía demasiado cómo había llegado hasta aquí y qué significaba todo lo que le venía del otro lado de la red. Instancia gloriosa. Nalbandian-Calleri a primera hora; Coria-Gaudio después. Para ver y disfrutar. Para empezar a ponerle argumentos al debate que como buen deporte nacional se instalará en breve. Aquí arranca entonces, es el puntapié inicial de una muy agradable discusión: esta es la mejor generación de tenistas argentinos de la historia y va a la caza de los grandes resultados de Vilas. A propósito, Guillermo está fuera de discusión. Es el fundador del tenis en la Argentina. Unico e irrepetible.
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