Año CXXXVI
 Nº 49.843
Rosario,
viernes  16 de
mayo de 2003
Min 18º
Máx 20º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





La iniciativa del edil del ARI Gustavo Gerosa sólo contó con su voto
La polémica por el beso se llevó casi toda la sesión del Concejo
Fracasó el proyecto para controlar el juego que en un boliche de menores canjeaba un piquito por un lecop trucho

Gabriela Zinna / La Capital

Roberto Galán vive. El espíritu del popular conductor televisivo sobrevoló ayer durante más de dos horas y media el recinto del Palacio Vasallo. Cuarenta concejales estuvieron abocados a discutir si la Municipalidad debe o no controlar las confiterías bailables para menores en las que se propone como juego el intercambio de un beso por un billete de Lecop falso, que luego se canjea por un objeto. "Hay que besarse más", vociferó desde su banca el usandizaguista Jorge Boasso, quien se opuso vehementemente al proyecto impulsado por el representante del ARI, Gustavo Gerosa. La votación terminó siendo un papelón. El proyecto sólo contó con un voto: el de su autor.
La sesión se había desarrollado en forma pacífica y con discusiones moderadas. Pero a partir de las 14.13 la cosa cambió. El clima se recalentó y los ediles terminaron protagonizando una escena vergonzosa, al discutir durante 152 minutos sobre la potestad del municipio para controlar si en los boliches para menores se canjean bonos por el beso de una chica.
El proyecto de Gerosa se debió a la alarma de algunos padres que denunciaron ante el edil que en la confitería Archie, de Salta y Oroño, se propiciaba un juego consistente en darle un Lecop falso a cada uno de los varones para que luego ellos se lo canjearan a las chicas por un beso. Las muchachas, con un Lecop trucho, podían adquirir un helado, con 5 una entrada gratis a Archie, con 10 un CD y con 20 un buzo.
"Son prácticas peligrosas", afirmó Gerosa, antes de considerar que "el Estado está ausente y tiene la responsabilidad de controlar lo que ocurre en la noche de Rosario". El autor de la iniciativa sostuvo que este juego "es la punta de un iceberg de una situación de descontrol que vive la ciudad por parte de la Municipalidad y la provincia, que no verifican nada".
A juzgar por el criterio de los concejales, el tema resulta trascendental para el futuro de la ciudad. Durante dos horas y 32 minutos los ediles Gerosa, Boasso, Ricardo Reynoso, Agustín Rossi, Pablo Javkin, Federico Steiger, Jorge Serrano, Sergio Liberati, Analía Carrió, José Elmir, Raúl Milano, Pablo Cribioli, José Bonacci, Alberto Joaquín, Silvana Svatetz y Fernando Burgoa analizaron minuciosamente lo que se denominó como el "proyecto del beso". Es más, realizaron 27 intervenciones, con lo cual varios de ellos pidieron la palabra en reiteradas oportunidades para fijar posición.
"Hay que besarse más. Quisiera que nos besáramos todos, que los chicos se besen más, que la gente se bese más. No hay manifestación más cálida que el beso para demostrar cariño, respeto y reverencia", dijo exaltado Boasso, quien pretendió ridiculizar el proyecto del edil del ARI. "Si fuera por Gerosa, habría que prohibir la semana de la dulzura porque se cambia un chocolate por un beso y él debe pensar que eso es pecaminoso". El usandizaguista dijo tener "conceptos diametralmente opuestos" a los del autor de la iniciativa y llamó a "besarse, tocarse y abrazarse más".
Javkin rechazó la idea de que "el Estado sea el cuidador de la salud moral de las personas" y consideró que esa posición "es un claro avance sobre las libertades individuales".
Por su parte, Bonacci se escandalizó por el proyecto. "Hasta a mí me asustó", dijo el concejal del Modín, antes de remarcar: "Este no es el partido de Escobar (provincia de Buenos Aires), gobernado por un zángano (por Luis Abelardo Patti) que prohibió el beso en las plazas públicas". Pero el edil aclaró que si compartía el objetivo de la iniciativa de Gerosa no estaba de acuerdo con los métodos.
Finalmente, tras la increíble discusión, se puso en consideración el proyecto. La votación fue contundente: 38 voluntades en contra y sólo una a favor, la de Gerosa. El autor del proyecto dejó el recinto tras la derrota inapelable.



Gerosa (izq.) fue el único que votó a favor de su proyecto. (Foto: Angel Amaya)
Ampliar Foto
Notas relacionadas
Opinión: Casi una estudiantina
Diario La Capital todos los derechos reservados