Las historias de las personas fallecidas tienen un eje en común: la edad y la soledad en el momento de la tragedia. Cinco de los muertos tenían entre 55 y 59 años, otros cinco entre 60 y 69, seis entre 70 y 79, y otros dos, 85 y 92 años. Angel Argentino Gramajo, de 92 años, fue la primera persona que murió en el barrio Chalet. Su casa estaba enfrente de la que ocupa Rubén Dávalos, un paraguayo de 62 años que vivía allí con su mujer y sus hijos. Uno de ellos, Rubén, que tuvo que escapar en canoa con su esposa y su hijo de 21 días, prácticamente lo vio morir a don Gramajo. "Estaba solo. Dicen que murió ahogado, pero unos amigos nos contaron que los médicos no descartaban que se hubiera muerto de un ataque al corazón".
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