 |  | Washington no quiere "dar recetas" EEUU insiste en pedir un programa sustentable Un funcionario del Departamento del Tesoro dijo que cualquiera de los candidatos "puede hacerlo"
 | Estados Unidos confía en que el gobierno que resulte electo el próximo 18 de mayo podrá implementar un "programa económico sólido y creíble" porque "ambos candidatos son del tipo de los que lo pueden hacer". Las palabras del vicepresidente para Asuntos Internacionales del Departamento del Tesoro estadounidense, Randal Quarles, resonaron en los oídos de Carlos Menem y Néstor Kirchner como un claro apoyo de la administración de George W. Bush a la futura gestión que resulte ganadora en el ballottage. "Tenemos toda la confianza en que el nuevo gobierno argentino será capaz de articular prontamente un programa económico sólido y creíble", aseguró Quarles en una conferencia que ofreció en Washington sobre la política económica de Estados Unidos hacia América del Sur en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. "Ambos candidatos son del tipo de los que pueden hacerlo", agregó. Consultado acerca de cuáles serían para Washington las prioridades que el nuevo gobierno argentino deberá enfrentar, Quarles respondió que no es el rol de Estados Unidos decir las prioridades de esa lista. "Intentamos no prescribir nada, el país por sí mismo debe articular un programa, y si es creíble, entonces Washington lo apoyará, como hizo con el programa transitorio firmado en enero con el Fondo Monetario Internacional", agregó. En ese sentido, el representante del Tesoro señaló que Estados Unidos no desea dar recetas a América latina y prefiere que sean los propios gobiernos los que fijen las prioridades de sus reformas económicas. "En general intentamos, en nuestro trato con la región, no dar recetas", enfatizó. Sin embargo, durante 2002, el ex secretario del Tesoro Paul O'Neill se destacó por su reticencia para apoyar una ayuda del FMI a países como Argentina o Brasil, que sufrían fuertes crisis económicas y financieras, hasta que aplicaran duros ajustes presupuestarios y reformas fiscales. Por otra parte, el alto funcionario del Tesoro consideró posible que los países del Mercosur acuerden una moneda única y afirmó que Estados Unidos no tiene nada que temer de un bloque sudamericano fortalecido. Al mismo tiempo, estimó que la reciente apreciación de las monedas de Brasil y Argentina es "relativa" y no perjudicó la competividad de las exportaciones de ambos países. Altos funcionarios de Brasil y Argentina discutieron esta semana la posibilidad de contar con una divisa común, aunque advirtieron que ello sólo podrá ocurrir al final de un proceso de convergencia económica, como pasó en la Unión Europea. "Una moneda común es algo que los socios del Mercosur deben decidir por sí mismos, nosotros no queremos darles indicaciones", sostuvo Quarles, quien recientemente acompañó al Secretario del Tesoro, John Snow, en una gira por Brasil, Ecuador y Colombia. "No tenemos ninguna opinión sobre si es apropiado o no tener una moneda común, siempre y cuando el régimen monetario que ellos acuerden les convenga", añadió. Quarles subrayó que "un compromiso de apertura comercial, incluso dentro de una región, pone en marcha el proceso de reducción de barreras comerciales, lo cual es algo que nosotros alentamos". El funcionario estimó que la reciente apreciación del real brasileño y el peso argentino frente al dólar no está afectando las exportaciones de los dos países, y recordó que las dos divisas están todavía "sustancialmente más bajas" de lo que estaban hace un año. El real ha repuntado cerca de un 23% frente al dólar este año, a medida que se han disipado las incertidumbres sobre las políticas del nuevo gobierno encabezado por Luiz Inacio Lula Da Silva. Similarmente, el peso argentino se apreció un 22% frente al dólar este año, tras una devaluación de casi un 35% en 2002. Quarles subrayó, sin embargo, que estas ganancias del real y el peso argentino frente al dólar no han guardado la misma proporción frente a otras monedas, y estimó que las exportaciones de los dos países sudamericanos siguen siendo competitivas. Argentina y Brasil no tienen un porcentaje significativo de comercio con Estados Unidos, por lo cual la apreciación de sus monedas frente al dólar no afecta demasiado sus exportaciones.
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