 |  | Por la ciudad Las lecciones que deja la tragedia santafesina
 | Adrián Gerber / La Capital
¿Hay una mirada rosarina de la tragedia que padece Santa Fe? ¿Qué visión particular se puede tener desde el sur provincial? De cualquier catástrofe, por más dramática que sea, se pueden extraer lecciones. Siempre hay espacio para el aprendizaje, y este caso no es una excepción. Y quizá la distancia, no sólo geográfica, sino también política, institucional y hasta de idiosincrasia, que separa a Rosario de Santa Fe permite sacar algunas conclusiones cuando todavía hay miles de evacuados, la etapa de emergencia aún no terminó y la de reconstrucción ni siquiera empezó. * Solidaridad: Pese al histórico enfrentamiento y rivalidad que protagonizan Rosario y Santa Fe, producto de la permanente discriminación en el reparto de recursos del Estado provincial, a la hora de la emergencia la sociedad rosarina no especuló y activó todos sus mecanismos de solidaridad y ayuda para estar al lado del pueblo santafesino. La actitud de la gente y de las asociaciones intermedias locales fue ejemplar. * ¿Dónde está la Municipalidad de Santa Fe?: Una vez más, pero ahora de manera grotesca, quedó al desnudo el papel casi inexistente de la Municipalidad de Santa Fe, su total ausencia y dependencia del Estado provincial. ¿Cómo puede ser que un municipio de estas dimensiones no cuente con una Secretaría de Salud Pública y que todos los hospitales y dispensarios que tiene la ciudad sean solventados y gestionados por el Estado provincial? Durante esta catástrofe fue vergonzoso cómo desaparecieron de la escena pública el intendente de Santa Fe, Marcelo Alvarez, y sus colaboradores, al punto tal que nadie sabía dónde estaban. Tal fue así, que hasta incluso por unos días corrió el rumor de que Alvarez se había suicidado. Días después, cuando las aguas comenzaron a bajar, el jefe comunal reapareció, pero en el ambiente quedó la sensación de que el que había dejado de respirar fue el Estado municipal. El propio Reutemann se quejó de esta situación: "Estoy haciendo de intendente. Al agua que hay en diferentes barrios se la estoy sacando yo (en alusión a Alvarez)". No cabe duda que en cualquier otra ciudad y ante una situación similar sería el propio Estado municipal el que lideraría la emergencia y la reconstrucción. Así, el gobernador, en su papel de virtual intendente, anunció esta semana un plan para refundar Santa Fe, ante lo cual no habría que desaprovechar la oportunidad para, de paso, refundar también su Municipalidad. Santa Fe es una ciudad que debe dejar de mirarse a sí misma y pensarse desde otro lugar. Tiene que encontrar un nuevo perfil, porque no puede ser que se la siga viendo como un infernal aparato burocrático que debe cargar en su mochila el resto de la provincia. En medio de las peores catástrofes siempre hay alumbramientos, quizá se esté asistiendo al nacimiento de una nueva ciudad. * Las responsabilidades: Reutemann comparó la tragedia de Santa Fe con el atentado terrorista a las Torres Gemelas. Siempre hay una tendencia natural a encasillar los hechos, pero este paralelismo no resiste el menor análisis. Es imposible comparar sucesos totalmente diferentes y con distintas consecuencias. Pero, así y todo, si se quiere hacer un paralelismo habría que recordar que apenas ocurrido el atentado en Nueva York las autoridades norteamericanas reconocieron las gravísimas fallas en los sistemas de seguridad y de inteligencia. Es decir, asumieron las responsabilidades. Una actitud que tiene pocos imitadores por estas tierras. Si un ministro, secretario o director de área es ineficiente, negligente o fracasa en su tarea la responsabilidad primera es del propio funcionario, pero la responsabilidad indirecta (política) es de aquel que lo designó en ese cargo. El director provincial de Obras Hidráulicas, Carlos Fratti, fue separado de sus funciones por no haber previsto la inundación. El director provincial de Defensa Civil, Carlos Filomena, todavía permanece en el cargo pese a no haber tenido un plan de contingencia para una ciudad que está en zona de riesgo hídrico. Es evidente que muchos gobernantes, no sólo a nivel provincial, sino también nacional y municipal, siguen privilegiando a los amigos, familiares o acuerdos políticos para ocupar la grilla de cargos en la función pública, en lugar de convocar a los más inteligentes, capacitados, honestos y eficientes. Si no, por ejemplo, es inexplicable que Filomena sea director de Defensa Civil, cuando su único antecedente en materia de emergencia es una estrecha amistad con un alto funcionario de la Casa Gris y ser distribuidor, junto a su hijo, de champagne Chandon en la ciudad de Santa Fe. Hay una forma de hacer política que debería quedar sumergida bajo el agua de esta inundación. * Lo que viene: La catástrofe de Santa Fe demandará enormes esfuerzos para su reconstrucción. Así, se anuncian ayudas y créditos millonarios. Préstamos que tomará la provincia, y que por consiguiente pagarán todos los contribuyentes santafesinos. Por ello, Reutemann tiene que tener en cuenta que debe seguir gobernando para todos los habitantes de la provincia y que en muchos sectores del territorio existen gravísimos problemas de inundaciones. Los seis departamentos que actualmente también tienen miles de hectáreas bajo el agua, la laguna la Picasa, la cuenca del Saladillo y el canal Ibarlucea, son sólo algunos ejemplos. Hace tres años el Estado santafesino endeudó a toda la provincia en 8 millones de dólares para reconstruir el puente Colgante de Santa Fe, obra que no tenía ninguna justificación vial y que perseguía el exclusivo objetivo de reflotar un símbolo de esa ciudad. Un verdadero despilfarro y capricho frente a tantas obras vitales de infraestructura que no se hicieron. La naturaleza puso ahora estas cosas blanco sobre negro. Lo hizo de la manera más trágica. [email protected]
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