Jorge Salum / La Capital
A los 26 años, Egidio Celin parece un joven incorregible. Condenado a 12 años de prisión por un tribunal de Chaco, escapó de la prisión y se mudó a Granadero Baigorria. Allí repitió casi calcada la conducta que ya lo había enviado a la cárcel asociado con otros dos sujetos: sometió a un calvario a dos chicas de 16 años, a las que él y sus compinches violaron varias veces en un rato. Lo descubrieron varios meses después, por un robo común, y ahora un juez rosarino volvió a sentenciarlo. Esta vez le dio 25 años. El veredicto del juez Julio César García incluye a uno de los cómplices de Celin, Orlando Romero Gauna, de 21 años. A él le dio 12 años. En cambio, otros tres sujetos emparentados con Celin fueron absueltos porque no hay pruebas suficientes sobre su participación, por la misma época y en la misma zona, en otras dos violaciones y otros tantos robos inicialmente atribuidos al grupo. Estos episodios, entonces, continúan impunes. La violación por la que se condenó a Celin y Romero Gauna fue salvaje. Ocurrió el 13 de septiembre de 1999 en un camino rural de Granadero Baigorria, cerca de la autopista Rosario-Santa Fe. Eran algo más de las 7 de la tarde cuando tres sujetos interceptaron a dos chicas, las amenazaron con un revólver, una navaja y una jeringa y las obligaron a internarse en un campo. Allí las sometieron sexualmente varias veces y finalmente las abandonaron con las manos atadas. Nada se supo de los agresores hasta fines de mayo del año siguiente. Una noche, un patrullero de la seccional 24ª se cruzó con tres sujetos que arrastraban un carrito repleto de cosas robadas y los detuvo. Después se sabría que el botín (cortadoras de césped, sillas y cosas por el estilo) había sido sustraído de una casa de fin de semana. Pero hubo otro dato que llamó la atención de los policías: los ladrones se parecían demasiado a la descripción aportada por las dos chicas víctimas de aquel horrible ataque sexual que aún estaba sin esclarecer, y el robo había ocurrido en la misma zona. Los sospechosos eran Celin (cuando lo detuvieron dio un nombre falso), Romero Gauna y Audelino Celino Ventura. Los dos primeros fueron reconocidos luego por las víctimas de la violación, pero el tercer agresor no era Ventura aunque éste igual terminó condenado a 6 meses de prisión en suspenso por el robo a la casa de fin de semana. Por la misma época se supo que Celin tenía orden de captura de la Justicia chaqueña. Un tribunal lo había condenado y estaba recluido en una prisión de Roque Sáenz Peña. Pero de allí se esfumó el 17 de agosto de 1999. Reapareció 27 días después en un camino desolado de Granadero Baigorria, donde repitió su conducta criminal. Pocos días antes de su detención y la de los otros tres sujetos ocurrieron dos hechos muy similares a la violación de las dos chicas. En ambos casos los delincuentes interceptaron a dos parejas en la misma zona y secuestraron a la mujer. Una se salvó de ser sometida sexualmente porque los agresores oyeron las sirenas de la policía y escaparon, pero la otra no pudo evitarlo. Además, uno de los varones fue atacado a balazos porque intentó resistir el ataque contra su compañera. Una de las víctimas, en tanto, fue abusada en el cementerio de Granadero Baigorria. Celin, Romero Gauna y Ventura cayeron bajo sospecha. Es más: hubo algunos indicios que apuntaron seriamente contra ellos al punto que terminaron procesados. Pero al cabo del juicio que concluyó hace algunos días el juez García sólo pudo probar su participación en el primer hecho. A Celin y Romero Gauna el juez les atribuyó una verdadera colección de delitos: abuso sexual reiterado agravado por el uso de armas y el número de agresores, robo a mano armada (además del atraco a la casa de fin de semana se llevaron la bicicleta de una de las víctimas de la violación reiterada) y privación ilegal de la libertad agravada por el hecho de que emplearon violencia. Como fue declarado reincidente, en caso de que el fallo quede firme Celin no podrá abandonar la prisión hasta cumplir los 25 años. Salvo que consiga escapar, como ya ocurrió una vez.
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