La historia de Sergio Sena es uno de los tantos milagros que produce el fútbol en todas partes, pero por ser precisamente algo mágico el prematuro advenimiento del veinteañero volante a la primera división de Vélez Sarsfield desde el banco de la cuarta división no deja de llamar la atención
"A fines del año pasado casi ni jugaba en cuarta y de golpe ahora soy titular en primera y ayer le hice un gol a Boca. Nadie puede decir que esto no es increíble", confió el mediocampista de 20 años, nacido el 8 de agosto de 1982.
La novelesca vida futbolística de este pibe empezó "en Talleres de Remedios de Escalada en 1995, en octava división. Porque a Vélez recién llegué en 2001, cuando Alberto Fanesi (entrenador de las inferiores del club de Liniers) me vio jugar un partido de reserva contra Argentino de Quilmes en el que hice un gol".
Pero ahí recién empezó la primera parte de su historia, porque como Talleres era filial velezana, Sena entrenaba con su nuevo club "de lunes a jueves. Y los viernes venía a Talleres para jugar los sábados".
"Pero después, a principios de 2002 hubo problemas con el pase y como ya estaba en Vélez no jugaba en Talleres, por lo que solamente podía entrenarme", recordó.
"Recién a mitad de año empecé a jugar en la cuarta y cuando comenzó el pasado Apertura alterné algunos partidos en reserva, pero imprevistamente en la quinta fecha me citaron para el partido con Talleres, en Córdoba, y entré cinco minutos", precisó.
"Claro que después no volví a jugar hasta este año. Carlos Ischia me puso a hacer la pretemporada con los de primera y allí confió en mí para jugar. Por eso a él le debo todo", agradeció.
Con el comienzo de 2003 los polvorientos caminos que conducen a su casa de El Jagüel, localidad lindante con Monte Grande, en el sur del Gran Buenos Aires, fuero menos áridos para transitarlos.
"Por suerte mi compañero Emanuel Centurión, que vive en Luis Guilón, me pasa a buscar todos los días y me lleva a los entrenamientos. Porque la verdad es que con los viáticos que me pagan apenas puedo ayudar en mi casa a parar la olla, ya que mi padre está desocupado y para mantener a mis cinco hermanos aportamos solamente mi madre y yo", comentó.
"Claro que ahora todos estamos viviendo un sueño. Cuando ayer le hice el gol a Boca me desesperé, no sabía qué hacer, a quién abrazar. Y ellos me dijeron que se emocionaron mucho", confió.
Todavía no firmó su primer contrato y según le dijo el presidente velezano Raúl Gámez "todavía hay tiempo para eso". Mientras tanto, Sena juega y sueña, y vuelve a jugar, que es lo mismo al fin y al cabo. (Télam)
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