Oscar Lehrer / Ovación
A poco más de cuarenta y cinco días de la realización en la capital de esta provincia del 69º Campeonato Argentino de Básquetbol, categoría mayores, se ha producido esta catástrofe en Santa Fe de la que aparentemente todos no han tomado conciencia de su verdadera magnitud. El paso impiadoso del agua hace imposible que este pueda llevarse a cabo. El agua, como si fuera un legado bíblico, en pocas horas se llevó la historia, los sueños y hasta el futuro de muchas familias santafesinas que hoy miran hacia el pasado con dolor y nostalgia por lo ya no está. En ese marco de tristeza y ensueño pensar o seguir pensando en llevar adelante un torneo de básquet resulta hasta inmoral, porque las necesidades son otras mucho más humanas que el ver correr una pelota hacia un aro u otro. Aquí hay que barajar y dar de nuevo. Esto es lo que requiere la situación. Habrá que designar una nueva sede, en cualquier otra provincia que esté pasando una mejor situación que esta para que el Argentino no pierda continuidad. La mejor idea quizá sea esta, porque el deporte es atractivo y también necesario. Pero los tiempos que corren en Santa Fe piden otra cosa. Solidaridad, sobre todas las cosas, para que el agua no siga haciendo estragos en el alma de mucha gente que perdió todo. Gente que sufre y mucho porque saben lo difícil que será el regreso. Los dirigentes deben entender que lo que sucedió ha sido una catástrofe. El gobierno no puede dar dinero para que se pueda realizar este campeonato. De hacerlo sería una hipocresía. El Campeonato Argentino de Básquet, jugado en otra sede, seguirá siendo el mismo y quien dice que una vez recuperada la capital provincial, en muy poco tiempo, pueda estar en condiciones de organizar brillantemente la otra edición. Hoy el dinero hace falta para otra cosa. Ojalá que todos lo entiendan.
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