Año CXXXVI
 Nº 49.829
Rosario,
viernes  02 de
mayo de 2003
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La más compinche, por la edad, con su madrastra
Lánguida y delgada hasta el extremo, es una chica rebelde que estudia cine y asiste a clases de circo y acrobacia

Hija de uno de los hombres más ricos e influyentes del país, Florencia no suele pasar desapercibida y este verano fue una de las "famosas" más perseguidas por varios medios durante sus vacaciones en Punta del Este. Según la revista Noticias, para Florencia cada noche fue una invitación a la aventura, "ámbito en el que se anima a cometer algunos excesos propios de la edad, propios también de la rebeldía hormonal con la que se viste, actúa y piensa".
La hija menor del magnate estudia cine en San Telmo y asiste a clases de circo y acrobacia. Lánguida y delgada hasta el extremo, su larga cabellera rubia se transformó este verano en una suerte de carpincho informe. Para completar su cambio de look decidió ponerse un aro en la nariz. Su actitud desafiante, aunque introvertida, y su estética descuidada, se ubican en la otra orilla de los brillos de joyas y bisturí del resto de las mujeres del clan Macri.
Florencia es fanática de la música electrónica y del snowboard. Pero su profundo rechazo a los mandatos, no le impide ser la debilidad de Franco. Y fue la mimada niña rebelde quien se convirtió en apoyo y sostén de la última novia que su padre llevó a casa, Nuria Quintela (25), para disgusto de sus nueras. Es que pertenecen a la misma generación y comparten muchos de los gustos. Por lo que conforman un nuevo bloque en la familia.
El dueño de Socma conoció a Nuria en diciembre de 1999. Invitada por una amiga, ella asistió a la fiesta de fin de año que organizó la empresa. Hija de una peluquera de Olivos, la rubia también responde al concepto de la movilidad social meteórica: del secundario estatal suburbano a la tarjeta de platino sin límite. O al reloj Bulgari, primer regalo de Franco.
Su espalda fue la que cautivó al empresario -y a los fotógrafos que la descubrieron- en la tradicional fiesta de fin de año que la familia celebró el 31 de diciembre de 1999 en Punta del Este. Flavia Palmiero todavía era la novia oficial. Pero la relación ya estaba muy mal y el nuevo milenio contagió a Franco renovados bríos.
Esa misma noche, desairada por la indiferencia de su novio, la conductora de tevé se retiró enfurecida, no sin antes destilar su bronca en medio de los invitados. Franco y Nuria, minutos más tarde, comenzaron a acercarse. En un principio, la relación fue como una especie de susurro comentado. No había fotos de ellos juntos. Ni presentaciones. Hasta que en junio del 2000 se mostraron por primera vez. No fue en un evento de alta alcurnia, sino en un espacio donde las pasiones suelen liberarse: la cancha de Boca. A los pocos meses, la pareja se presentó en sociedad. Fue en el Park Hyatt, en una cena de gala solidaria. Nuria, señalan las crónicas de la época, llevaba gastados más de 400 mil dólares en ropa, como el modelo de Benito Fernández que lució esa noche.
Este verano, Nuria volvió a aparecer cerca de Franco. Se hospedó junto al clan en el complejo Torres de Manantiales. Allí se la pudo ver en reiteradas ocasiones conversando amigablemente con la hija menor de su novio. Florencia y Nuria, contemporáneas, tienen gustos parecidos, distintos a los del resto de la familia.


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