Racing pasó anoche una prueba más que exigente en Colombia, ya que el empate 1 a 1 ante América de Cali por el partido de ida de los octavos de final de la Copa Libertadores le permite esperar la revancha en Avellaneda con mayor tranquilidad. El partido se planteó tal como se preveía. América salió decidido a adueñarse de la pelota. Y de hecho lo hizo. Pero al equipo cafetero le faltó contundencia. En el traslado del balón se mostró más ordenado que el equipo de Ardiles, aunque cada vez que intentaba acercarse a Campagnuolo se topaba con el orden defensivo de Racing. Por eso le costó más de la cuenta. Mientras, a la Academia sólo le importaba que los minutos corrieran y por esa mentalidad no se animó a más. Una pena teniendo en cuenta que cuando se lo propuso desnudó ciertas flaquezas en la última línea colombiana. La más clara de Racing fue un tiro libre de Bedoya que se fue cerca del palo derecho sin que Bastía pudiera conectar de cabeza. Pero cuando parecía que el partido estaba controlado apareció la cabeza de Banguero -ganó de arriba entre Ubeda y Arano- a los 42' para doblegar a Campagnuolo, que pese a su estirada nada pudo hacer. América tuvo la chance de irse al descanso con dos goles de diferencia, pero la suerte jugó a favor de Racing cuando el zapatazo de Bustos se estrelló en el travesaño. El equipo colombiano tampoco pudo imponer su agresividad en el complemento, más allá de que contó con algunas situaciones claras, como el claro penal que le cometió Arano a Vázquez y que el chileno Chandía no cobró. Eso le permitió a Racing seguir con expectativas y sobre los 22' tuvo su premio cuando Luis Rueda asistió de taco a Diego Milito para que el delantero definiera con tranquilidad ante la salida de Zapata. Después de eso no hubo mucho para ver. América intentó como pudo, generalmente con poca claridad, al tiempo que Racing jugó el partido que más le convenía. Y fue un final redondo para el equipo de Avellaneda, que ahora definirá el pase a los cuartos de final en su casa.
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