Más de una hipótesis pero ninguna pista. Desde el jueves en que desapareció hasta antenoche en que fue encontrada en Bell Ville, muchos intentaron explicarse qué pasó con la militante social y estudiante de Derecho Susana Abalo. Desde una venganza política contra Carlos Reutemann a pocas horas de las elecciones, un pase de factura por viejos enfrentamientos entre distintos sectores de la policía provincial, hasta el autosecuestro, las versiones corrieron como reguero de pólvora en los ámbitos que rodean el misterioso caso. Y tanto para la policía como para la Justicia, ninguna línea queda descartada. En palabras del juez que lleva el caso, Ricardo Triglia, "se trabaja sobre todas las hipótesis y se abre todo el abanico". El magistrado decidió internarla para que "se cure de sus heridas".
Apenas pasadas las 17 de ayer, Abalo arribó a su domicilio particular en Rosario trasladada en ambulancia desde la localidad cordobesa de Bell Ville. Durante el viaje de tres horas la acompañaron su pareja, Eduardo Brunetti, el médico legista Ulises Cardozo y el jefe de las Tropas de Operaciones Especiales (TOE), Egidio Gabriel Schettini, quienes le advirtieron a la prensa que la mujer no tenía ánimo para hablar.
Abalo fue asistida por los médicos del Complejo Asistencial Regional Bell Ville, luego de haber sido encontrada antenoche, a las 22, deambulando en pleno centro de la localidad cordobesa, en cercanías de la terminal de ómnibus.
El jefe de la Unidad Regional 12 de Bell Ville, Luis Cambursano, fue quien dio ayer precisiones sobre la aparición de la mujer. Dijo que iba vestida con un jogging celeste, remera blanca, zapatillas y bolso negro -donde conservaba el DNI, la libreta universitaria y carpetas- y que le pidió a un transeúnte que la llevara a un hospital. "La persona se comunicó con los bomberos y estos llamaron al hospital, pero como no había ambulancia el municipio envió una. Al momento de ser atendida pidió un teléfono para comunicarse con la familia. Decía que no recordaba nada de lo que había pasado", aseguró el jefe policial.
Cambursano remarcó que a la mujer no se la encontró maniatada, sino "con vendas de enfermería en las muñecas, un corte reciente en la cara y una quemadura de cigarrillo, del mismo tipo que las cinco o seis que se le repetían en la espalda. Además tenía varios golpes y hematomas leves en las piernas y en el cuerpo".
El juez de instrucción de la 11ª Nominación, Carlos Triglia, interrogó ayer a Abalo y ordenó que se le realicen análisis de sangre para comprobar si la mujer había estado en las últimas horas bajo los efectos de alguna sustancia. Los resultados estarán mañana en manos del juez.
En diálogo con La Capital, el magistrado reconoció que "la declaración no dio los frutos esperados para avanzar en la investigación".
Tras asesorarse con los médicos policial y forense, Triglia decidió internar a la mujer, aunque no informó dónde. "Seguirá el tratamiento por las heridas. No vamos a informar dónde se encuentra para bajar la excitación que produce este caso".
Las hipótesis
Varias son las versiones que circulan sobre lo que le pasó a Abalo, pero quienes las expresan se cuidan de pedir absoluto anonimato. Entre los que investigan el caso o lo siguen de cerca están quienes no descartan la hipótesis de que la mujer -que tiene dificultades para caminar y hablar- se autoagrede y victimiza.
Y si se tratara de un secuestro o de una fuga inducida (las otras posibilidades) también se diversifican las especulaciones respecto de los móviles. Estaría en juego la versión de una operación contra el actual jefe de policía provincial, Ricardo Milicic. La afirmación fue abonada por un vocero de la misma policía, quien dijo: "Hay funcionarios que ya no están pero son como el Espíritu Santo". O sea, "siempre están".
Desde el espectro político, en cambio, se especula con que el gobernador sería víctima de una operación política "fogoneada por el duhaldismo".
Todas estas teorías son barajadas por los organismos de derechos humanos, que niegan la versión del autosecuestro, a la que califican como un tradicional "argumento de los servicios".
Casi 30 horas desaparecida
Abalo había sido vista por última vez el jueves pasado, alrededor de las 17.30. Mariano Klein, estudiante de la Facultad de Derecho, dijo que la vio salir del edificio de Córdoba y Moreno "con un pañuelo que le cubría la cabeza y parte del rostro, muy apurada". Permaneció desaparecida 28 horas, lo que generó gran inquietud. Hubo un paro universitario y la policía hizo un intenso operativo de rastrillaje. Finalmente, apareció en Bell Ville.
En julio del año pasado la mujer había comenzado a recibir amenazas y al mes sufrió la primera intimidación: una fuerte golpiza. Pasaron apenas dos meses de ese episodio cuando volvió a ser atacada en el baño de la Facultad de Derecho. Y en diciembre, a pesar de que estaba custodiada por un policía, un grupo de desconocidos le arrojó una bomba de estruendo en su domicilio.
En marzo, la oficial auxiliar de la policía provincial Claudia Beatriz Mendoza fue detenida acusada de ser la autora de las agresiones contra Abalo en el baño de Derecho. La agente recuperó la libertad, aunque continúa procesada por la jueza correccional Graciela Sedda.