Pablo F. Mihal / La Capital
Como suele repetir uno de los grandes maestros que tiene el rugby argentino como lo es Angel Guastella, "el espíritu de un equipo puede llevarlo hasta donde se lo proponga". En ese sentido, Universitario de Rosario ayer dio una muestra cabal más de dicho enunciado al empatar con Jockey Club 12 a 12 en el marco de la tercera fecha del Regional, torneo donde está en juego la Copa Volkswagen.
Ayer los hombres de Las Delicias demostraron, más allá del resultado -que pasa a ser anecdótico-, que están en el buen camino. Y lo hicieron ante un rival de fuste como lo es el conjunto verdiblanco.
Desde el arranque mismo del partido, el local puso de manifiesto una extrema confianza en sus propias fuerzas y fue a buscar el partido sin apartarse de su libreto, apelando a un juego dinámico y a una terrible defensa. Quizás lo que pueda reprochársele es que, cuando tuvo la oportunidad de quebrar a su rival, no pudo o no supo cómo hacerlo y lo terminó pagando con el empate.
Argumentando el trabajo a partir de una sólida defensa, Universitario salió decidido a jugar de igual a igual y mostró lo mejor en el primer tiempo donde acorraló a Jockey y lo fue asfixiando contra su propio ingoal. Lo sorprendió de tal manera que el verdiblanco recién supo reaccionar en el complemento.
Fundamentalmente la labor de los forwards y las correctas elecciones por parte de los medios dueños de casa, hicieron que Universitario se adueñara posicional y territorialmente del primer tiempo. En la vereda de enfrente, Jockey tomaba decisiones equivocadas y se hundía en el desconcierto.
El parcial terminó 9 a 0 favorable al local pero no estaba todo dicho. Como era de esperarse el partido tomó otro rumbo. El ingreso de Silvetti en Jockey le dio al conjunto verdiblanco más presencia en ataque y Universitario ya no dominó en las formaciones fijas a piaccere sino que comenzó a sufrirlas.
Los de Fisherton comenzaron a tener más la pelota tras una reacción si se quiere hasta lógica, y con ella comenzaron a descontar. El partido ganó en emotividad (a pesar de la presión que se ejercían mutuamente) y la paridad llegó al marcador.
El pitazo final de Rabuffetti encontró a los dos en plena disputa y repartiendo honores, aunque para cada uno el resultado tuvo un sabor distinto. Jockey se retiró con dos puntos en su haber de un partido que se le presentó muy complicado y sabiendo que no mostró lo mejor. Universitario, por su parte, lo hizo (aplaudido por su gente) mascullando bronca porque el resultado se les escapó de las manos pero a su vez con la alegría que da el hecho de saber que están transitando la buena senda.
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La Ciudad
