En China, la enfermedad causó la primera "víctima política", ya que el gobierno renunció al ministro de Salud, Zhang Wenkang, y designó ayer a la viceprimer ministro Wu Yi para que asuma de forma simultánea el cargo de ministra de Salud. El nombramiento era algo muy esperado. Wu, la política de mayor categoría de China, ya había sido nombrada "comandante en jefe" de la guerra iniciada por China contra el Sras. El gobierno chino cesó a Zhang y al alcalde de la capital, Meng Xuenong, tras las fuertes críticas internacionales recibidas por ocultar la magnitud de la epidemia y por negligencia de estos dos funcionarios al enfrentar la crisis. Wu, la ejecutiva de la empresa petrolera estatal, convertida en gurú del comercio y conocida como la Dama de Hierro de China, está considerada como una de las políticas más competentes del gobierno para solucionar problemas. Algunos expertos ven su nombramiento como un intento de recuperar la confianza pública en el gobierno y evitar las críticas dentro y fuera del país por el brote, que comenzó en China el pasado noviembre. Asia ha sufrido el grueso de la epidemia, con la mayoría de las muertes en la región. La enfermedad ha sacudido las economías asiáticas, forzando a los gobiernos a reducir sus pronósticos de crecimiento, y afectado todos los negocios, desde los minoristas, hasta las aerolíneas y el turismo. La enfermedad ha causado una extensa alarma en China y Hong Kong, con 230 muertes entre ambos. La enfermedad podría ser el "Chernobyl de China", un desastre que conduzca a una mayor apertura política en ese país comunista, dijeron ayer en Estados Unidos dos ex embajadores. Winston Lord y J. Stapleton Roy compararon la crisis del Sras con la que enfrentó la Unión Soviética hace 17 años con el peor accidente nuclear del mundo en Chernobyl. La OMS y otros grupos acusaron a China de ocultar la gravedad de la epidemia, lo que les impidió investigarla en sus primeras etapas e impedir que se propagara por China y otros países.
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