Año CXXXVI
 Nº 49.825
Rosario,
domingo  27 de
abril de 2003
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Boom de inscriptos en las escuelas
Se duplicó la cantidad de jóvenes que quieren ser enfermeros
Buscan una rápida salida laboral y trabajo en el exterior. El aumento en la UNR fue de un 60%

Silvina Dezorzi / La Capital

Más de 3.200 personas están estudiando, sólo en Rosario, para obtener un título de enfermero. El incremento de la matrícula se da tanto en las escuelas de formación profesional como en las universitarias y, aunque el fenómeno registra ya unos 4 ó 5 años, desde el 2002 muestra un fuerte salto para adelante. "En el último quinquenio duplicamos el alumnado. Pero si hubiera planta física y docente para sostener tanta demanda, se habría cuadruplicado", se sinceró la directora de la Escuela Superior de Enfermería del Hospital Provincial, María del Carmen Ruiz. Y en la carrera que dicta la Universidad Nacional de Rosario (UNR), la inscripción superó este año en un 67 por ciento a la del año pasado. La pregunta es qué creció: ¿la vocación, la necesidad de garantizar una rápida salida laboral, la exigencia de profesionalización entre los que ya tienen trabajo o el sueño de responder mejor a la demanda de enfermeros argentinos en el extranjero?
En Rosario queda sólo un curso de auxiliar de enfermería, que se dicta durante un año en el Sindicato de Obreros de la Carne. El resto, ya implican formación profesional y se cursan a lo largo de tres años en las escuelas del Hospital Provincial (dependiente del Ministerio de Salud), de la Cruz Roja y del Hospital Italiano (ambas bajo la órbita de Educación).
A nivel superior, están las licenciaturas en Enfermería de la UNR y del Instituto Universitario Italiano de Rosario (Iunir), con una duración total de cinco años (sólo dos si ya se tiene un título profesional de las otras escuelas). Y también allí hay formación de posgrado.
Hasta ahora, en el país se hablaba de un enfermero por cada 10 mil habitantes -cuando desde los organismos internacionales se recomiendan 100- y de 5 médicos por cada enfermero -siendo que lo correcto sería una relación inversa-. Sin embargo, el hecho de que sólo en Rosario estas instituciones educativas sumen hoy en sus distintos niveles más de 3.200 estudiantes de enfermería contrasta esos números tradicionales y muestra una clara tendencia a revertirlos.
Pero el fenómeno no es sólo rosarino, sino que se está produciendo a nivel nacional. Tal es así que en la Universidad de Buenos Aires (UBA) los ingresantes a enfermería se triplicaron y en la de Cuyo se duplicaron. Lo que también sucedió en la UNR, donde -según la decana de la Facultad de Ciencias Médicas, Raquel Chiara- se pasó de 342 nuevos inscriptos en el 2002, a 572 este año: un 67 por ciento más.

Factores internos y externos
La necesidad de profesionalizarse se explica por cuestiones internas de la especialidad, como la reglamentación por ley de su ejercicio y la convicción de que hay que ponerse a la altura de los avances en el campo de la salud.
Pero a eso se suman también factores externos. Entre éstos figura, en primer lugar, el aumento y diversificación de la demanda de los servicios de enfermería profesional en la atención domiciliaria -en épocas donde los costos hospitalarios determinan internaciones cada vez más cortas-, la asistencia de ancianos, la enfermería comunitaria, los cuidados intensivos y ciertos tipos de rehabilitación.
Pero hay otro atractivo. Es que ante la escasez mundial de enfermeros profesionales, se abrieron posibilidades de trabajo en el exterior para los argentinos, sobre todo en países como Estados Unidos e Italia.
Y de muestra alcanza sólo un botón: en un tercer año de la escuela del Hospital Italiano, el 35 por ciento de los alumnos admite estar embarcado en esa búsqueda. "Es una expectativa que se viene escuchando mucho desde el año pasado", reconoció la directora, Silvia Coletto.
Y además hay otras dos tendencias recientes: cada vez son más los varones que eligen enfermería, cuando supo ser una carrera casi exclusiva para mujeres. Mientras la directora de la escuela de la Cruz Roja admite que ahora a sus clases asiste un 30% de hombres, en las del Hospital Italiano registran un 40. Nuevamente, la razón es la oferta laboral casi asegurada, al menos frente a lo que ocurre en el resto de las profesiones.
Y la edad más temprana de estudio también indica que enfermería dejó de ser, como era tradicional, una carrera subvaluada para mujeres casadas que ya habían criado a sus hijos. Ahora los estudiantes son mucho más jóvenes y aspiran a una capacitación permanente y, si es posible, mientras trabajan.


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