Gabriela Zinna Hernán Maglione / La Capital
La militante social y estudiante de Derecho Susana Abalo, que se encontraba desaparecida desde anteayer, fue encontrada anoche maniatada, golpeada y con rastros de quemaduras en las cercanías de la estación de ómnibus de Bell Ville. Abalo, quien fue trasladada a un centro asistencial de la localidad cordobesa y cuyo estado no reviste gravedad, alcanzó a balbucear que había sido secuestrada. Alrededor de las 23 de ayer, personal policial encontró a Abalo en las inmediaciones de la terminal de Bell Ville, maniatada y con lesiones en el rostro, y pudo identificarla debido a que la militante social llevaba consigo el documento de identidad. Poco después se comunicaron con el abogado Enrique Font, vinculado a los organismos de derechos humanos. "Nos llamaron desde el hospital de Bell Ville diciéndonos que Susana estaba ahí", señaló Font, quien además indicó que los datos que le transmitieron telefónicamente confirmaban que se trataba de Abalo, quien ya había sufrido dos atentados antes de su desaparición y se encontraba con custodia policial. "Eduardo Brunetti, el esposo de Susana, también se comunicó con el hospital y le corroboraron que se trataba de ella, ya que tenía la libreta universitaria y el DNI", señaló, y precisó que -de acuerdo con el relato policial- Abalo "estaba balbuceando y alcanzó a decir que la habían secuestrado". Font se comunicó con el jefe de Seguridad Privada de la provincia, Sergio Aguilar, quien le dijo que una comisión policial ya se encontraba camino a la localidad cordobesa. El juez de instrucción de la 11ª nominación, Carlos Triglia, confirmó que el jefe de las Tropas de Operaciones Especiales (TOE), el comisario inspector Egidio Gabriel Schettini, viajó a Bell Ville. "Dispuse que salieran para allá para confirmar que efectivamente se trataba de Abalo y no crear expectativas. En una comunicación me confirmaron que apareció en las cercanías de la estación de colectivos, maniatada, quemada y con algunos cortes y golpes", indicó Triglia. En cuanto a los problemas de Abalo para expresarse con naturalidad, Triglia recordó que "pasó todo el día sin ingerir un medicamento que necesitaba, quizás esa carencia la haya afectado". A última hora de ayer, Triglia intentaba facilitarles a los familiares de Abalo algún medio para viajar a Córdoba y "brindarles más que nada asistencia afectiva". En julio del año pasado, Abalo comenzó a sufrir amenazas. Pero las intimidaciones se concretaron por primera vez el 21 de agosto, cuando la mujer fue víctima de una fuerte golpiza. En octubre pasado volvió a ser atacada en el baño de la Facultad de Derecho. En diciembre, a pesar de que para entonces contaba con custodia policial, un grupo de desconocidos arrojó una bomba de estruendo en su domicilio particular. Y en marzo, la oficial auxiliar de la policía provincial Claudia Beatriz Mendoza fue detenida acusada de ser la autora de las agresiones contra Abalo. Si bien recuperó la libertad, continúa procesada por la jueza correccional Graciela Sedda. Abalo fue vista por última vez anteayer, alrededor de las 17.30, cuando salía de la Facultad de Derecho. Su esposo, Eduardo Brunetti, comentó que Susana tenía clases hasta las 19.30. Pero a las 18 de anteayer llegó hasta su domicilio el custodio de la policía que la acompaña a todos lados, Ciriaco Cantero, para preguntar si Susana se encontraba allí. Inmediatamente el marido pensó que se trataba de una broma. Horas después de producida la desaparición, el juez Triglia realizó un procedimiento en la misma facultad. Una perra ovejera alemán adiestrada para cumplir tareas de rastreo siguió con su olfato el recorrido que había realizado la mujer. La pista llegó hasta Moreno casi Santa Fe y allí se perdió. "Podría ser que hubiera subido a un taxi, un colectivo o a un auto", comentó el magistrado. El ministro de Gobierno, Carlos Carranza, también señaló que en la investigación no se descarta ninguna posibilidad. El funcionario además agregó que se inició un sumario administrativo al custodio que estaba a cargo de proteger a Abalo. Carranza reconoció estar "preocupado" por la reiteración de las agresiones sufridas por la militante. Por su parte, los organismos de derechos humanos responsabilizaron directamente al gobierno de Reutemann y apuntaron contra las fuerzas de seguridad. "Que no se hayan seguido distintas líneas investigativas en las agresiones sufridas anteriormente permite que hoy Susana esté desaparecida", afirmó Lilian Echegoy, miembro de la Coordinadora de Trabajo Carcelario. Luego, destacó que el hecho es aún mas grave si se tiene en cuenta que ocurrió a pocas horas de las elecciones. La gravedad del caso hizo que el mismísimo gobernador se manifestara ayer sobre el tema. "A la señora Susana la hemos tratado entre algodones", dijo Reutemann a La Capital, y recordó que el tratamiento de rehabilitación que la mujer recibió (ya que padece una enfermedad emparentada con la esclerosis múltiple) se pagó con subsidios del Estado provincial. El mandatario admitió que "es llamativo" que este hecho se produzca a pocas horas de las elecciones, pero desechó versiones sobre una posible venganza política en su contra. "No soy candidato a nada, es más recibí a todos los candidatos que quisieron verme", recordó. Luego, reiteró que este caso no tiene que ver con su gobierno, aunque aclaró: "Sólo pongo las manos en el fuego por mí".
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