Año CXXXVI
 Nº 49.823
Rosario,
viernes  25 de
abril de 2003
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Punto de vista: Fito Páez pateó el tablero

Carolina Taffoni / La Capital

Fito Páez lo hizo. O al menos lo está por hacer. Una de las máximas estrellas del rock nacional, histórico desde los 80 y masivo desde los 90, que llenó estadios y apareció en la revista "Gente", está por editar su nuevo disco... en forma independiente, a través de su sello Circo Beat. Sí, Páez la cortó con (su ex discográfica) Warner y se largó solo. ¿Se habrá dado cuenta demasiado tarde de la decadencia de ciertas estructuras? ¿Creerá que a él le puede funcionar tan bien como a La Renga o Los Piojos? Claro que es muy probable que él solito tenga más estructura y conexiones que un sello independiente como Indice Virgen. Pero el paso está dado y la huella está marcada. Ya en el nombre del single "Nuevo" hay una saludable intención de cambio. De unos años a esta parte la carrera de Fito Páez fue una verdadera "Operación fracaso". Las canciones de "Abre" y "Rey Sol" pasaron sin pena ni gloria. La crítica, en el mejor de los casos, se refirió a esos discos con cierto sarcasmo. A su película "Vidas privadas" le fue todavía peor. Los medios la crucificaron y Fito terminó en el altar de los sacrificios, con deudas hasta el cuello y un matrimonio roto. Se dice que sólo se sale tocando fondo, y por eso ahora muchos esperan la resurrección de Páez: "Que Fito se inspira en las peores épocas, que Fito volvió a las fuentes, que se viene «el desamor después del desamor»". Pero todo eso realmente no importa. Las canciones son siempre canciones y Páez siempre va a poder encontrar un diamante en un chiquero (aunque debamos ser pacientes). Lo transgresor es que el rosarino haya cortado con una tradición, la de "soy una estrella de rock y que me vengan a firmar el gran contrato". Porque Fito Páez, aunque haya surgido en la escena de los 80, no se acerca al perfil de los Redondos o, ni qué hablar, al de un Daniel Melero (por nombrar a diferentes gurúes de la "política independiente"). Páez está en la línea García-Spinetta, músicos que, con actitudes distintas, siempre terminaron poniendo el gancho con las grandes compañías. Charly lo hizo con esa ironía del tipo "a mí me gusta viajar en limusina". El Flaco se llena la boca con un discurso que después no se traduce en los hechos. Páez se animó a patear ese viejo tablero.


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