Las decisiones tomadas como dogmas artísticos por los Redondos gozan de buena salud, al tiempo que generan algún placer recóndito al ver que no fueron solamente vacías declaraciones de esnobismo. Para ellos, la música siempre estuvo lejos de los registros icónicos. Skay, resguardado por su eterna compañera, la Negra Poli, primero se negó a hacer fotos para la nota de presentación en este diario del show y finalmente su producción no dejó que los medios audiovisuales de la ciudad tomaran imágenes del recital. Una marca registrada que con el paso del tiempo merece el respeto de todos quienes creen en la máxima de rajar del cielo.
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