Una comitiva del FMI tiene previsto arribar a Buenos Aires pocas horas después de las elecciones, para seguir de cerca la transición política y las cuentas públicas. La misión será encabezada por John Dodsworth, quien será el encargado de evaluar la marcha del acuerdo de corto plazo alcanzado con la Argentina, mediante el cual se refinanciaron los vencimientos hasta agosto próximo. Los enviados del FMI tienen previsto además una ronda de contactos con los referentes de los dos candidatos a la presidencia de la Nación, en el caso de que se concrete el previsible ballottage electoral que indican los sondeos previos. La intención es la de trabajar en la agenda de temas que deberá resolver el próximo presidente no bien asuma en el cargo. El Fondo exige que haya continuidad en el diálogo constructivo con las autoridades económicas, cualquiera sea el ganador de las elecciones. La meta del organismo es trabajar en el diseño de un "plan sustentable" para el país, basado en el fortalecimiento de las instituciones y la reinserción de la Argentina en el mundo de las finanzas internacionales. El ministro de Economía, Roberto Lavagna, confirmó ayer la llegada de la delegación tras la primera vuelta electoral, pero aclaró que los funcionarios deberán primero revisar los términos del acuerdo financiero suscripto en enero pasado. Después de ese trámite, dijo el jefe del Palacio de Hacienda, los funcionarios del organismo crediticio "tendrán libertad" para hablar con los candidatos de un posible ballottage. "Una vez que termine el análisis técnico del acuerdo, quedan en libertad de hablar con quienes gusten", indicó el ministro, en alusión a la posibilidad de que los hombres del FMI pretendan sondear a los candidatos de un probable ballottage. El titular de la cartera económica destacó que "esto ya ocurrió durante la primera revisión" en febrero, y puntualizó que cuando terminó la parte analítica de la misión, los funcionarios "se quedaron 24 horas más y entrevistaron a un conjunto de gente. Es posible que hagan lo mismo esta vez", indicó el jefe del Palacio de Hacienda. La preocupación del Fondo, y uno de los motivos de su desembarco en consonancia con la primera vuelta electoral, tiene su raíz en que hay que negociar con suficiente anticipación la forma en que se cancelarán los 3.100 millones de dólares que la Argentina deberá pagar al organismo en la primera semana de septiembre, hasta cuando llega el acuerdo firmado en enero. Por lo tanto, el FMI pretende llegar a septiembre con las recetas consensuadas y por eso quiere empezar a negociar antes del 25 de mayo, caso contrario, ven muy difícil lograr una renovación del acuerdo. Entre las prioridad en la agenda del Fondo figuran otorgar certidumbre a los ajustes de tarifas y ofrecer una propuesta sustentable a los dueños de bonos argentinos en default.
| |