El Fortín Pavón, que nació hace 170 años como la posta El Sauce, está ubicado a unos cien kilómetros de Bahía Blanca, en Saldungaray, un típico pueblo bonaerense que integra la Comarca Turística Sierra de la Ventana.
El cercano río Sauce Grande y su afluente, el arroyo Rivera, le aportan una generosa cuota de naturaleza virgen a este pueblo de mil habitantes, al que en septiembre de 1833 llegó el célebre naturalista Charles Darwin para escalar el cerro Tres Picos, de 1.243 metros, el más alto de la provincia de Buenos Aires.
El Fortín Pavón, declarado el 4 de agosto de 1980 Lugar Histórico Nacional, es el principal atractivo de Saldungaray. Su emplazamiento original estaba en la banda occidental del río Sauce Grande, donde actualmente se levanta el pueblo.
Este lugar histórico actualmente está ambientado con elementos de la época, y según documentos de archivo el Fortín Pavón nació como posta en abril de 1833, cuando don Juan Manuel de Rosas extendía su campaña al desierto.
A esta posta se la llamó El Sauce, y con el tiempo, debido a su precaria construcción y al poder erosivo de las aguas del río, fue necesario, muchas veces, alterar su forma y su distribución para cobijar a las tropas.
Poseía dos cañones y estaba rodeado por un foso de tres metros de profundidad, que tenía una boca de cuatro metros y una base de 40 centímetros, en cuyo interior se protegían la cuadra para la tropa, la comandancia y el mangrullo.
Pero fue recién treinta años después, el 7 de enero de 1863, cuando el entonces destacamento del ejército, que estaba a 16 leguas en línea recta de Bahía Blanca, pasó a llamarse Fortín Pavón.
El comandante de la nueva guarnición fue el mayor Antonio Zonza, y entre los oficiales estaba el teniente primero David Peña, salteño y ex-combatiente de la batalla de Cepeda, y los alférez Hipólito Gramajo y Salvador de los Santos. En total, la primera dotación fue de 46 soldados, además del pulpero Máximo Flores, el albañil Luis Corradi y seis mujeres.
Actualmente Fortín Pavón está circundado por una empalizada de 1.500 postes de acacia negra, de entre dos y cinco metros de largo, y en las esquinas del frente hay dos baluartes donde antes estuvieron emplazados los cañones.
Pisos de adobe
Las paredes de los ranchos son de tipo "chorizo" y los pisos de adobe, que en total insumieron unos 345 metros cúbicos de barro, mientras que una fosa de tres metros de ancho rodea la fortaleza que tiene cinco cuadras, la guardia, una cocina y la comandancia, a las que se accede por un puente levadizo. Y tampoco falta un mangrullo de casi nueve metros de altura.
La prolija plaza central de Saldungaray, con juegos infantiles y un mástil donde flamea una bandera, es el punto de partida para los recorridos turísticos, en los que se destacan los viejos edificios y la sencillez y hospitalidad de los lugareños.
Frente a la plaza está la iglesia Nuestra Señora del Tránsito, con una bellísima imagen de la Virgen en posición de reposo, que fue traída de Francia por el fundador del pueblo, don Pedro Saldungaray.
Y en la cercana casa María Auxiliadora se encuentra la Virgen de la Rosa Mística, que fue traída desde Alemania y que es venerada por los muchísimos fieles que visitan este pueblo.
Otra rareza es el pórtico del cementerio, obra del arquitecto Francisco Salamone, que es una rueda con una gran cruz en la que se destaca la cabeza de Cristo, una construcción del más genuino estilo art decó.
Los que buscan un lugar tranquilo y solitario para acampar lo encontrarán en el Parque Municipal, donde está el camping Fortín Pavón, que cuenta con energía eléctrica y sanitarios con ducha, además de proveeduría y un quincho con servicio de televisión por aire y cable, todo en medio de un gran parque arbolado.