El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Eduardo Mirás, hizo hincapié ayer en el "sufrimiento moral" de Jesús como "una parte esencial" de su Pasión. El arzobispo de Rosario y máxima autoridad de la Iglesia Católica argentina presidió ayer la conmemoración del viernes santo en la catedral local. Allí, en un templo colmado pero no desbordado, remarcó a la "traición y la indiferencia" que Jesús debió soportar antes de ser crucificado. Mirás condujo pasadas las 17.45 el llamado Vía Crucis, en el día de la "Pasión de Jesús y su muerte victoriosa". Luego se prosiguió con la liturgia del Viernes Santo, aunque la lluvia impidió que a las 20.30 se llevara a cabo la procesión con el Cristo Yacente y la Virgen de los Dolores en la plaza 25 de mayo. Ambos quedaron para ser venerados en el templo donde también se rezó el Santo Rosario. En rigor, tres feligreses recorrieron cada una de las 14 estaciones del Vía Crucis: Dos portaban velas y el del medio a Cristo crucificado. Mirás, mientras tanto, iba leyendo la Biblia en el sector que describe los distintos momentos de Jesús en su calvario, a la vez que rezaba el Padrenuestro en cada ocasión. En tanto, la oración era repetida al unísono por los fieles quienes se arrodillaban cuando se arribaba a una nueva estación. Después, se inició la celebración litúrgica con el reingreso de Mirás (acompañado por varios sacerdotes) al templo. Apenas se acercó al altar se acostó (boca abajo) mientras que por los altoparlantes se pedía a los presentes que acompañaran esa actitud de rodillas. Luego, se realizó la lectura del libro del profeta Isaías y se prosiguió con la Pasión según San Juan. Mirás exhortó a seguir el ejemplo de María que acompañó a Cristo siempre. "Debemos proponernos cambiar", subrayó, a la vez que recordó: "(Jesús) nos ha entregado su vida para que nuestros pecados desaparecieran delante de los ojos de Dios". La ceremonia terminó con la comunión que se impartió a todos los asistentes. También fue acercada al altar una cruz tapada con una tela roja que luego fue retirada. Afuera, llovía en una jornada desapacible. Un día de reflexión en la proximidad de la Pascua.
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