La policía descubrió en una humilde casa del barrio Santa Lucía el escondite de un escruchante, término con que se denomina al delincuente que ingresa a robar a viviendas sin ejercer violencia, y halló diecisiete pinturas valuadas en varios miles de dólares, que habían sido sustraídas en distintas casas, entre las que figuraban obras de los pintores Carlos Uriarte y Gabriel Salazar. El inventario de objetos recuperados también incluye juegos de vajilla de alto valor, un reloj antiguo de pared, adornos, alhajeros y hasta el sello de un médico. El dueño de la vivienda, que está sospechado de ser el autor material de los robos, está prófugo. Pero el supuesto cerebro quedó detenido antenoche. Los agentes de la Brigada de Investigaciones estaban tras los pasos de los autores de un robo ocurrido el 16 de febrero en la casa de la viuda de un ex camarista del Poder Judicial. Aquel domingo María Luisa Bottiroli, de 78 años, había salido junto a una sobrina para visitar a unos parientes y cuando regresó a su casa de Corrientes 2355 se encontró con que desconocidos habían entrado al lugar sin ejercer violencia. Las mujeres no tardaron mucho en comprobar lo peor. En un golpe muy calculado, los intrusos se llevaron jarrones de porcelana con firma de artista, una colección de cuadros -entre ellos la obra La Isla, de Gabriel Salazar- y 1.500 dólares en efectivo entre otros objetos de valor. La pesquisa se orientó entonces hacia allegados a las víctimas porque, según se comprobó, los ladrones habían ingresado a la vivienda con una llave con la que abrieron el garaje. De esa forma, el primer sospechoso en caer fue el dueño de un bar ubicado en la zona de Mendoza y Francia. "Pudimos comprobar que este señor había obtenido el duplicado de una llave de Bottiroli y que a su vez tenía relación con quien sería el autor material de los robos, Juan Carlos Domínguez", relató el titular de Investigaciones, Juan Carlos Olmedo. A partir de esa información, la jueza de Instrucción Alejandra Rodenas ordenó un allanamiento en la casa del empresario gastronómico, ubicada en Deán Funes y Cafferata, pero allí no lo hallaron ni tampoco se secuestró elemento alguno. Los investigadores lo fueron a buscar al bar y lo estuvieron aguantando varias horas hasta que el hombre apareció. Adrián Ramírez, de 38 años, negó tener participación alguna en el hecho y remarcó que es inocente. Según los indicios recogidos por la policía, "Ramírez planeó el robo y Domínguez lo ejecutó", comentó Olmedo. De acuerdo con lo que trascendió, Bottiroli y Ramírez se conocían desde hacía unos años, pero últimamente la relación se había deteriorado por una deuda de dinero. Es más: Ramírez se habría defendido alegando que toda la acusación es un complot de la familia hacia él. El paso siguiente fue allanar la casa del presunto escruchante, en una casa situada en la calle 1107 Nº7732 del barrio Santa Lucía, en el extremo oeste rosarino. El sospechoso no estaba, pero sí estaban su mujer. Y diecisiete pinturas, juegos completos de vajillas de metal dorado y plateado, adornos, alhajeros y un reloj péndulo de pared. La pareja de Domínguez confirmó que esos objetos no eran de ellos y marchó demorada a la Jefatura. Entre esos objetos se descubrieron un cuadro del pintor santafesino Gabriel Salazar, valuado en 10 mil dólares, y un juego de ensaladera de cristal, propiedad de Bottiroli. Pero, además, se recuperaron tres obras pictóricas de Uriarte que rondarían los dos mil dólares cada una, además de un reloj antiguo de madera, un estetoscospio, una armónica y un juego de cortaplumas confeccionado en otro país. Todos esos objetos habían sido denunciados como robados en octubre del año pasado de la vivienda de Pedro Widmer, de Maciel al 300, en la zona norte de la ciudad. Algo que llamó la atención de los agentes fue el hallazgo de un sello de un médico, Pablo G. Fiommarini, matrícula 13.458. La policía rastreaba a ese profesional para saber si también había sido víctima de un robo.
| Las piezas eran de Corrientes 2355 y de Maciel al 300. (Foto: Sergio Toriggino) | | Ampliar Foto | | |
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