Fabricantes, concesionarios y productores de partes de autos preparan un plan para recuperar la industria automotriz. Los lineamientos de la propuesta tienen su eje en una serie de medidas fiscales y reformas impositivas para incentivar la demanda, y en la aceleración de las negociaciones con Brasil para incrementar los envíos de partes y autos terminados al vecino país. "La primera idea es enviar señales claras a las casas matrices para que aprueben nuevas inversiones", y se explica que "para eso es fundamental que se salden las deudas con las terminales", explicaron fuentes del sector. El principal pasivo es el que quedó pendiente de las dos ediciones del Plan Canje, por las que el Estado les debe a las fábricas unos 350 millones de dólares según las cifras originales, aunque hay negociaciones para establecer una pesificación parcial para que se efectivice el pago. La segunda es "un plan de renovación de flota", en el cual las terminales no tengan que adelantar plata como ocurrió con esos instrumentos, sino que se financiaría con un fondo especial creado a tal fin con aportes públicos y privados. La tercera pata del plan es una serie de medidas de incentivo a la demanda, que "incluyen cuestiones de fomento impositivo, pero también de verificación técnica vehicular y facilidades de tramitación", según las fuentes. Los empresarios también pedirán que se eliminen las retenciones a la exportación, que actualmente son del 5 por ciento para los bienes industriales, tanto partes como vehículos terminados. Otras reformas impositivas que solicitarán los empresarios se refieren a las tasas de ingresos brutos, lo cual deberá ser negociado con las provincias donde están radicadas las principales fábricas, como Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. Por último, los ejecutivos plantearán la necesidad de redefinir e impulsar la discusión de la Política Automotriz Común (PAC) con Brasil, "en el sentido de que delegaciones conjuntas del gobierno y el sector privado interactúen con las casas matrices para impulsar los nuevos proyectos". La falta de nuevos planes de fabricación en Argentina, según las compañías, atenta contra las posibilidades de exportaciones futuras, al envejecer los modelos fabricados localmente, que pasan a ser menos atractivos pese a la competitividad ganada con la devaluación. En Brasil, por ejemplo, se anunció durante el año pasado la instalación de 14 nuevas líneas de producción para modelos que antes se importaban, mientras que en Argentina sólo se supo de dos (un utilitario de la firma japonesa Toyota y el Peugeot 307), que saldrán al mercado recién en 2004. Y el impacto sobre el empleo, que se sintió fuerte durante el último año, llevó a que se perdieran unos 25 mil puestos de trabajo en toda la cadena de valor, y a que se mantengan las suspensiones y el trabajo de a dos o tres días semanales en varias plantas.
| |