Grupos católicos reformistas alemanes criticaron ayer la nueva encíclica considerándola un golpe para el ecumenismo, al tiempo que la Iglesia Luterana reaccionó con moderación y señaló que no aporta nada nuevo. "Una vez más, Roma ha dejado claro que el ecumenismo, bajo este Papa, sólo se puede tener siguiendo las normas de juego romanas", afirmaron las entidades Somos Iglesia e Iglesia de Abajo en forma conjunta. Pese a que el documento de cerca de 60 páginas es un repaso a la doctrina vigente y no contiene ninguna modificación de la misma, los movimientos reformistas católicos consideran que es una "advertencia" por parte del Papa, seis semanas antes del Congreso Eclesiástico Ecuménico que se celebrará en Berlín a finales de mayo. En dicho encuentro, los dos grupos reformistas junto con la Iglesia protestante pretenden invitar a fieles luteranos a participar en una misa católica y comulgar y a católicos a participar en la celebración luterana de la Ultima Cena. Al contrario de los católicos reformistas, el prefecto de la Iglesia luterana, Manfred Kock, consideró que el nuevo documento papal "no es ningún golpe" contra el ecumenismo, sino la constatación de que entre ambas Iglesias hay diferencias de opinión en torno a la comprensión del magisterio sacerdotal y que debido a ello no es posible una celebración conjunta de la Cena del Señor.
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