Cansados y resignados, los camioneros consultados ayer por La Capital no parecían sorprendidos por la espera. "Hace tres horas que estamos haciendo cola en la autopista, pero cuando entramos a una playa podemos estar tranquilamente hasta tres días para poder descargar", dijeron. Los choferes calcularon que cada cien metros hay cuatro camiones y sostuvieron que en estos días la fila de vehículos sobre la banquina puede superar los 2.000 metros, cuando hay pocos. Además revelaron que las horas pico son al atardecer y bien temprano en la mañana. "Llegué a las 11, llevo tres horas esperando -contó uno de los primeros de la fila- pero si caés de noche, preparate. Dormir no se puede, porque la fila sigue avanzando; comer podés, siempre y cuando te hayas traído algo. Y ni pienses en hacer tus necesidades. Para colmo, si te distraés te pueden venir a chorear los pibes de allá (señalando un caserío lindero con la autopista)". Sus compañeros de fila acotaron, sin perder el humor, que el panorama no es mucho mejor en el playón de estacionamiento. "Sí, allá tenés baño, pero casi nunca lo encontrás limpio. Parecen los baños de la cancha de fútbol". En este sentido, algunos comentaron que la estadía en una playa de estacionamiento puede durar hasta tres días ("con gastos pagados de nuestros bolsillos", se quejaron) y distinguieron a las cerealeras que dan turnos de las que trabajan sin cupo. "Esta (por Vicentín) no da turnos entonces es más lógico que pase esto. Pero hay otras que trabajan con cupo y si llegás sin turno para descargar no te dejan entrar, por más que tengan lugar en el playón", relató un veterano de las esperas. Pero a la hora de asignar o repartir culpas por esta situación los propios camioneros relativizaron el tema, como si no hubiera opciones: "En esta empresa es lógica la saturación porque no tiene cupo. Pero también está el apuro de los chacareros que quieren sacarse de encima la cosecha lo antes posible", coincidieron, a esa altura, un tanto aburridos de esperar.
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