Su nombre es una marca registrada. A nadie hay que explicarle quién es Baltasar Garzón. Desde que llegó al juzgado número 5 de la Audiencia Nacional en 1988, su fama no hizo más que aumentar. En octubre de 1998 su nombre saltó a la marquesina mundial por ser uno de los dos jueces que solicitó la extradición del ex dictador chileno, Augusto Pinochet Ugarte, dentro de una investigación por la desaparición de españoles durante la Operación Cóndor. Entre los españoles ya era famoso por sus investigaciones sobre el grupo separatista vasco ETA y su contraparte estatal, los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL). -En el caso de ETA, usted dice que terrorismo no es sólo poner bombas sino también apoyar desde una estructura a esa organización ilegal. -Es muy clara la línea divisoria entre la legalidad y la ilegalidad. Hay que partir de la base que durante mucho tiempo, quien definió qué es la actuación de una organización terrorista, fue la propia organización ETA. Esta organización, como cualquier organización mafiosa que se precie, a la hora de presentarse en sociedad lo hizo de la forma que le interesó y no de aquella otra en la que se la pudiera destruir. ¿Qué sucedió? Durante mucho tiempo desde el Estado, las instituciones se quedaron en esa presentación de sociedad que la propia organización hizo y por lo tanto no se penetró más. Y se quedó en los ataques, secuestros y agresiones. Cuando se fue un poco más adelante, después de analizar los documentos de la propia organización terrorista, se comprobó que había un financiamiento; una cobertura económica, social, institucional; había una cobertura de terrorismo urbano de baja intensidad. Y todo perfectamente coordinado desde el corazón de la organización. Y entonces lo único que se hizo es tratar de hacerle frente en forma compleja y global, exactamente de la misma manera que la organización terrorista utiliza todos sus medios en contra del estado de derecho. Y todo ello, en base a las normas establecidas en el código penal. -¿Cómo evalúa el caso Pinochet? -La causa sigue abierta en España y no puedo hacer valoraciones. Lo que sí le puedo decir que es un caso que está abierto. En gran medida las órdenes internacionales de detención están vigentes y se siguen practicando dirigencias. Judicialmente la extradición se ganó. Sobre la jurisdicción, el juez británico dictó resolución favorable a la jurisdicción española y políticamente se decidió que volviera a su país, donde fue juzgado.
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