Bagdad. - Decenas de ingenieros, profesores, policías, intelectuales o hombres de negocios se reunieron ayer ante las puertas del hotel Palestina de Bagdad, donde se han instalado los marines estadounidenses, con el fin de ofrecerles su ayuda para poner fin al caos en la ciudad e instaurar un nuevo gobierno. Respondiendo a un anuncio de la radio BBC -y de muchas otras emisoras en árabe- emitido a las diez de la mañana que pedía colaboración ciudadana, todos ellos han acudido a las puertas de este hotel de Bagdad porque creen que pueden aportar algo al futuro de su país. La convocatoria se hizo por iniciativa de las autoridades de EEUU. "Queremos un nuevo gobierno en Irak. No tenemos autoridades, policía u hospitales. Ellos han pedido nuestra ayuda, pues aquí estamos, para poner todo en marcha lo antes posible", explica Saami Yussef Ranima, ingeniero que estuvo preso dos años por oponerse al régimen de Saddam Hussein. Abdallah Al-Sheij, uno de los representantes de kurdos en Bagdad, también espera vestido con elegante traje y corbata a las puertas del hotel. Según él, puede poner a disposición de los marines 5.000 médicos, ingenieros y otros especialistas para levantar al país. "La situación es incontrolable en la ciudad. Hay que poner punto final a esto cuanto antes", aseguraba. Los soldados a las puertas del lugar no saben cómo controlar a todos los voluntarios, cuyos nombres son anotados para ser recibidos poco a poco por los militares estadounidenses. Ryad Ahmed Fatah, guía turístico en Bagdad, condenado en los últimos tiempos a hacer de traductor, también espera su oportunidad a las puertas del hotel Palestina. Para él, la prioridad es frenar al batallón de ladrones que han invadido las calles e impedir que sigan saqueando y quemando la ciudad, donde la situación es caótica desde el miércoles. "Saddam les privó de todo, la gente se acostumbró a vivir en la más absoluta pobreza. Robar y saquear es sólo una demostración absurda de su libertad recién adquirida", explicaba. A su lado, Shaker Al Serraf contempla con sus intensos ojos azules la impaciencia de la gente. Este ingeniero de Bagdad que habla inglés y francés perfecto ha venido porque cree que puede ser útil a la hora de ayudar a crear una administración civil, sobre todo cuando haya que mediar entre iraquíes y estadounidenses. El ingeniero dice que Dios le ha dado el poder de ver el futuro y que en sus sueños "la verdadera guerra no ha empezado todavía. Muchos pensaron que los estadounidenses traerían el paraíso pero no es así. Ellos no nos conocen, no saben cómo somos y si no hacen rápidamente algo por nosotros, esta situación va a quedar fuera del control de todos", vaticina. Entre los presentes, un anciano de barba blanca intenta abrirse paso entre la multitud hasta dirigirse a los soldados en un inglés precario. No quiere dar su nombre y se limita a decir que es un coronel de la policía militar retirado. "Lo primero que se necesita en las calles son patrullas y más retenes", explicaba. Después de horas de espera, el hombre entra en el hotel y sale minutos después con gesto decepcionado. "No han sido demasiado simpáticos conmigo", lamenta. Abdalá Kareem Hady, comerciante en el centro de la ciudad, increpa a los marines que no le dejan pasar a dialogar con los responsables militares. "Les voy a decir que al menos en los próximos dos años, necesitamos un gobierno estadounidense", repite. "El problema es que en Irak ya no sabemos quién es bueno o quién es malo", recalca. (AFP)
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