Riad. - La caída de Saddam Hussein en Irak puso a las monarquías árabes del Golfo frente a unas nuevas circunstancias marcadas por la voluntad de Washington de reformar los regímenes impasibles a todo cambio.
Estados Unidos no oculta su intención de hacer de Irak un ejemplo para la región, donde la democracia de tipo occidental sigue siendo un espejismo.
Y los analistas ven en las escenas de júbilo en Bagdad, liberada del reinado de Saddam Hussein, una señal de la imposibilidad de que los regímenes de la región sobrevivan mucho tiempo sin apoyo popular.
"La caída de Bagdad demostró que la opresión y la tiranía nunca han protegido a un régimen y que sólo el apoyo del pueblo puede hacerlo", consideraba el analista saudita Daúd al Churayán.
"Para lograrlo, los regímenes árabes tienen que alcanzar compromisos con sus pueblos. La democracia debe venir de las urnas, de una política de participación real y de la emergencia de una sociedad civil", declaró.
"La democracia se impone como único medio de hacer frente al cambio y como instrumento de supervivencia para los regímenes y las naciones", insistió.
Ya en febrero, el secretario de Estado norteamericano Colin Powell afirmó que un cambio de régimen en Irak marcaría el comienzo de una remodelación de la región en un sentido favorable a los intereses de su país y de sus aliados, en particular Israel.
Algunos en la administración norteamericana piensan que un régimen pro-occidental tendrá un efecto dominó en los regímenes de la zona precipitando sus caídas.
Todas las miradas están puestas en el régimen sirio, dirigido por otra rama del partido Baas que dominaba en Irak y el más hostil a Israel.
Para Taufic al Qusayer, de la Universidad Rey Saúd, la mayoría de los regímenes árabes no representan más que a quienes les dirigen y la única manera de sobrevivir que tienen es "cambiar".
"No confío en Estados Unidos y no creo que haya venido a traer la democracia, sino a ejecutar un plan sionista y neoconservador", afirmó.
"Para arruinar ese complot que puede originar golpes de Estado, los regímenes (de la región) no tienen otra elección que comprometerse a hacer reformas democráticas", consideró este universitario.
El caso saudita
"Creo que el futuro de Arabia Saudita depende de la aceleración de las reformas que puedan conducir a la democracia", dijo.\Pero el jefe de la diplomacia saudita, el príncipe Saúd al Faisal, estimó el miércoles que el peligro para los regímenes de la región no vendrá del uso externo de la fuerza sino de regímenes democráticos vecinos.\"Separar los poderes legislativo, ejecutivo y judicial no suscitará grandes cambios en la región pero las armas y las bombas pueden hacerlo", afirmó.\Tres de los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), formado por Arabia Saudita, Kuwait, Emiratos Arabes Unidos, Qatar, Bahrein y Omán, practican una u otra forma de democracia mediante elecciones en distintas instituciones.\Pero Arabia sólo tiene un consejo consultivo designado mientras el poder real, en los seis países, está en manos de las familias reinantes. (AFP)