La bronca de la gente se hizo sentir en la segunda función del sábado. Las dos horas de espera fueron demasiado. La alegría se transformó en insultos dirigidos a los responsables de vigilancia y a los organizadores, quienes se vieron obligados a devolver el importe de las entradas a varios espectadores. "Yo a esta hora me tendría que estar yendo a mi casa y todavía no empezó el espectáculo", se quejó un hombre enojadísimo a la 1 y 20 de la mañana del domingo, y trascartón pidió el reintegro del dinero de su entrada. La mayoría, sin embargo, tuvo una asombrosa paciencia, e hizo la cola. "El problema fue que el primer show se atrasó por un problema técnico originado al trabarse dos puertas del escenario. Eso demoró 45 minutos el ingreso y después se complicó cuando llegó la gente de la segunda función", dijo el productor del espectáculo, Ricardo Alonghi. Otra dificultad se generó en la entrada, que fue muy lenta, pero el empresario explicó que "si se habilitaban más accesos se iba a producir un embudo de gente e iba a ser peor".
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