| | Editorial Juntos es posible mejorar
| Las fuerzas económicas y políticas de la ciudad han vuelto a exponer por estos días la necesidad imprescindible de que se encuentre un sistema no perecedero de llegada ante los distintos estamentos de decisión gubernamental. Funcionarios y empresarios locales consideran que ha llegado el momento de reclamar con mayor firmeza una devolución de parte de las transferencias por retenciones. Y también coinciden en que el aumento de la producción exige que se impulsen distintas obras públicas imprescindibles. Y la aspiración por parte de los productores de alcanzar una cosecha de cien millones de toneladas obliga necesariamente a pensar en nuevas obras de infraestructura. La ciudad de Rosario, convertida hoy en cabecera de un complejo productivo de soja que exporta por cifras superiores a los cinco mil millones de dólares, y que lidera las ventas argentinas al exterior, mueve a repensar tácticas y estrategias que conduzcan al desarrollo de la ciudad y su vasta zona de influencia, la que se irá extendiendo mucho más aún si se concretan las obras de intercomunicación requeridas. Los productores sojeros esperan para esta campaña una producción cercana a los 35 millones de toneladas. Sumada a la producción de Brasil, Paraguay y Bolivia, la cosecha nacional suma a un bloque que ya ha desplazado a los Estados Unidos de Norteamérica en el liderazgo del mercado mundial de proteínas vegetales. Existen una serie de proyectos pendientes. Entre ellos el Plan Circunvalar que impulsa la Bolsa de Comercio de Rosario junto con distintas organizaciones e instituciones con el propósito de descongestionar el transporte de carga a través de un corredor ferrovial paralelo a la ruta AO12. A estas iniciativas se agregan postergados proyectos, como el de llevar la profundidad del río a 40 pies, dragar la hidrovía de Santa Fe hacia el norte, finalizar la autopista a Córdoba, impulsar un corredor vial Córdoba-Santa Fe y, entre otras sugerencias, poner término al flagelo de las inundaciones. Para los dirigentes regionales esas premisas deben tomarse como una política de Estado para que no se llegue a un colapso en la movilización de las cosechas cuyos volúmenes se incrementan notoriamente. Las proyecciones que se manejan permiten vislumbrar una situación más que complicada si no se acompaña el crecimiento con inversiones públicas y privadas en rutas, accesos, almacenaje y logística. Tómese en cuenta que proyectando una cosecha de 100 millones de toneladas dentro de 10 años, se estima que habrá picos de movilización de 45 mil camiones. De tal modo, si las obras de infraestructura no acompañan al ritmo del crecimiento de la producción, se estará ante una valla que impedirá nuevas inversiones perjudicando también a una ávida masa laboral. Para las autoridades provinciales, existe un modo de empezar a funcionar mejor. Y pasa por equilibrar lo que la economía provincial aporta al fisco nacional. Un estudio privado acaba de calcular que por el aporte de de la producción agrícola y porque hizo los deberes sin acudir a las cuasimonedas Santa Fe está en condiciones de reclamar una compensación de más de 7.200 millones a la Nación. Una sustanciosa regalía que cobra mayor atractivo si se considera que los montos de las inversiones para las obras requeridas se han triplicado o cuadruplicado en los últimos tiempos. Mas los recursos que llegan lejos están de actualizarse. Por eso, para que las recaudaciones del Estado nacional a las que tanto aporta la provincia de Santa Fe no vuelvan en cuentagotas, será vital que los representantes políticos y las fuerzas vivas actúen visionariamente impulsando y presionando en forma conjunta, codo a codo, con un único y excluyente interés. La provincia de Santa Fe representa una extraordinaria potencia como productora de alimentos, pero para que llegue a serlo en un futuro cercano, la dirigencia deberá guiar e iluminar el camino a seguir. Si se actúa solidaria y sabiamente, el bien común y el progreso estarán asegurados.
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