Mariano Bereznicki / La Capital
Se le derrumbó la estantería de golpe. Después de un comienzo arrollador, con dos goleadas incluidas y sin recibir tantos, Argentinos Juniors le dio un mazazo en seco a la 5ª de Newell's. Y no sólo porque los bichos colorados dejaron de rodillas a la lepra ante su gente, sino porque además sacó a relucir las grietas rojinegras y las escasas respuestas cuando no le encuentran la vuelta la partido. Tal vez el 2 a 0 en contra haya sido una señal de lo que puede llegar a avecinarse en los muchachos de Bella Vista si no se replantean pronto varios puntos que quedaron muy reflejados en el debe.
Aunque cueste asumirlo, Argentinos fue demasiado equipo para Newell's. Y no sólo porque marcó la diferencia en la red sino porque además fue el único que puso de manifiesto un planteo serio y convincente.
Tal vez muchos se arrimaron hasta el predio leproso para ver en acción a este puñado de pibes que venían siendo sensación, ya que barrieron en la apertura del torneo a Independiente con un soberbio 4 a 0 y después despacharon a Los Andes con un 5 a 0.
Pero por esas cosas inexplicables que muchas veces tiene el fútbol, Newell's pareció haber sufrido de amnesia y por ende estuvo a merced del rival durante todo el encuentro.
Costaba creer que Iglesias y Casanova no paraban una en el medio. Que los laterales se mostraban estáticos y que encima el tridente formado por Bocchietti, Scocco y Penta se perdían entre las espaldas seguras de los hombres de Argentinos.
De los inventos de Seijo y Currado surgía la peligrosidad visitante, que para colmo mostraron a Oberman y a Callegari en todo su esplendor. De hecho el segundo en cuestión abrió el marcador en la primera mitad.
Si a Newell's le costó nivelar en el primer tiempo, en el segundo no tuvo respuestas. Tan es así que prácticamente ni inquietó a Nicolás Navarro. Es más, convirtió a su arquero Matías Alasia en la figura de la tarde. Sobre el final, Simón Ramírez decretó el segundo gol. Pero más allá de eso, lo cierto es que ya estaba todo terminado desde hacía tiempo para esta lepra que ayer tuvo una tarde como muy pocos desearían tener.
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La Ciudad
