Año CXXXVI
 Nº 49.805
Rosario,
lunes  07 de
abril de 2003
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Lluvia de balas en barrio Moderno
Un taxista quiso frenar un robo e hirió de gravedad a un inocente
Exaltado, el chofer vació el cargador y un tiro perforó el abdomen de un joven músico, de 15 años, que estaba con su novia a 50 metros de allí, junto a más gente

"Loco, dejá de tirar que hay chicos". El grito que apelaba a detener los estampidos que escupía el arma de un taxista apostado detrás de su auto llegó demasiado tarde. A unos 50 metros del chofer, un joven músico del Fonavi de Rouillón y Seguí cayó herido frente a su novia, en la escalera que lo lleva a su casa. Rodolfo Monzón, de 15 años, recibió un disparo en el sector superior del glúteo que le atravesó la cadera y le perforó el intestino.
El taxista, Rubén Ferraris, de 61 años, justificó su violenta respuesta en que había sido asaltado cuando se detuvo para que descendieran los pasajeros que llevó hasta el lugar, y que se fueron con la recaudación del día y el equipo de comunicaciones de su móvil. El chofer quedó detenido, pero fue liberado ayer a la tarde.
El ataque ocurrió el sábado a la noche, cerca de las 23, en un pasillo del Fonavi de zona oeste. Los disparos despertaron los gritos del vecindario porque en ese momento grandes y chicos estaban en los espacios comunes, fuera de su casa.
Los que vieron disparar al taxista, entre ellos la madre de Monzón, aseguran que el chofer se apostó detrás de su auto, en la vereda, y comenzó a tirar "hacia todos lados, como si estuviera fuera de control".
Los Monzón viven en la escalera 63, donde Rodolfito estaba sentado junto a su novia Yanina, de 13 años, rodeado de sus amigos. "Escuché los tiros, ví que se caía y cuando lo quise agarrar me di cuenta de que lo habían herido", contó la chica.
Desde la ventana de su casa, la mamá del joven baleado miró la calle sacudida por los estampidos. Estaba con Alfredo, el más chico de sus seis hijos, listo para salir a hacer un mandado. María, de 44 años, vio tirar al taxista, ubicado frente a la escalera 61, a metros de la que lleva a su casa. Segundos después, escuchó los gritos que desde afuera le avisaban "le dieron a Roli". El sentimiento de injusticia y angustia la acompañaba 12 horas después, mientras esperaba en el Hospital de Emergencias que le permitieran ver a su hijo.
Rodolfo subió a su casa en un alarido de dolor, ayudado por dos amigos, impedido de caminar por el disparo que le destrozó la zona más baja del abdomen. El chico, famoso en el barrio por hacer sonar chamamés en su acordeón desde los 5 años, fue operado ni bien ingresó al Heca. El proyectil le atravesó la cadera desde el glúteo hasta la pelvis y, en su trayectoria, le lesionó el último tramo del intestino grueso. La herida lo puso en un concreto riesgo de infección, por lo que requirió una operación que duró más de dos horas. La amenaza sólo terminará con la total cicatrización de la herida. Mientras tanto, la contaminación del abdomen es el riesgo más serio que debe enfrentar. La lesión le deparará otra tarea, una rehabilitación que le llevará seis meses para recuperarse, según le indicaron los médicos a sus familiares.

El enfrentamiento
El conductor del taxi llegó al barrio con pasajeros y antes de que se bajaran fue intimidado por dos ladrones "de entre 18 y 25 años", dijo la policía. Uno de los maleantes le apuntó con un arma desde la ventanilla y le exigió el dinero y sus pertenencias. El otro se introdujo al Peugeot 505 por la puerta del acompañante y le pegó una trompada en el ojo. De acuerdo al relato, el robo ocurrió frente a los pasajeros.
La versión policial indica que el taxista, después de ser despojado de la recaudación y el reloj del auto, bajó a perseguir a los ladrones enceguecido por el golpe que recibió en la cara. Aseguran que hubo un tiroteo entre el chofer y los maleantes, a los que el hombre les perdió el rastro después de una corta carrera, y que dejaron como secuela dos marcas de proyectiles en el auto. Cuando el taxista volvió, los pasajeros se habían ido.
La policía remarcó la importancia que podría tener el testimonio de los clientes del taxista para aclarar el robo y el tiroteo que terminó con el joven músico baleado.
Ferraris fue detenido por una patrulla que llegó al barrio a los pocos minutos. Le secuestraron un revólver calibre 32 o 38 y quedó detenido hasta las 17, cuando lo liberaron por orden del juzgado de Instrucción Nº8. Hasta ayer, la policía contaba con el relato del taxista y un testigo.
Los amigos de Monzón, por su parte, no advirtieron el robo, ni vieron la persecución de los ladrones.



"Tiraba para todos lados", dijeron familiares del herido. (Foto: Angel Amaya)
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