Los Angeles.- La guerra de Irak podría estar entrando en su última etapa, pero la batalla por ganarse al país no ha hecho más que empezar. Y ésta no es una lucha por el control militar o económico. Hay una cuestión que nadie puede responder: ¿Cómo se puede persuadir a los iraquíes de que el país al que muchos de ellos han identificado durante décadas como su mayor enemigo es ahora su gran amigo?
Al analizar esta situación, muchos expertos han coincidido en compararla con la "desnazificación" que llevaron a cabo los aliados tras la Segunda Guerra Mundial. Incluso han plagiado el término y han hablado de una "desbaasificación" en Irak, refiriéndose al partido de Saddam Hussein, que se ha mantenido tres décadas en el poder integrándose brutalmente en posiciones de control de cualquier aspecto de la vida diaria. También se ha hablado de la necesidad de "purgar" Irak de los miembros del partido Baas. Pero pese a todos los paralelismos históricos, reconstruir Irak podría resultar más difícil que la transformación de Alemania después de Hitler.
El Baas ha estado en el poder desde 1968, lo que significa que la mayor parte de los iraquíes no conoce un sistema alternativo, excepto quizá un régimen islámico fundamentalista que sería incluso más odioso para la comunidad internacional.
Kanan Mikaya, influyente exiliado iraquí con contactos con la administración estadounidense, sostiene que incluso él y sus colegas del exilio tendrán problemas para convencer al pueblo. "Algunos de ustedes piensan que pueden levantar sus narices y pasear por Irak sobre tanques estadounidenses, sobre la peste de todo esto, sin tener que caminar por la mierda que el partido Baas ha hecho de vuestro país", advirtió en un mensaje electrónico público dirigido a sus compañeros de exilio. "No podrán".
Culto a la personalidad
Ethan Bonner, una vieja mano de Medio Oriente en el New York Times, cree que "para imaginar Irak después de Saddam Hussein hay que pensar como un iraquí". Concluye su columna escribiendo que muchos en el país y en todo el mundo árabe tienen propensión a desarrollar un culto a la personalidad de sus líderes. No tienen ningún concepto de libertad política, ninguna idea de régimen alternativo y ni tradición de servicio público, argumenta Bonner. "Esto no quiere decir que los iraquíes no quieran vivir un día en una sociedad honesta, decente y libre. Pero malinterpretan un plan semejante, al menos a corto plazo", indica.
EEUU tiene que dar pasos concretos para evitar una situación semejante, urgió el ministro del Exterior saudita, el príncipe Saud Faisal, en una entrevista publicada por el Washington Post. "Creemos que una ocupación militar sería lo peor que podría pasar tras una guerra en Irak", dijo Saud. "Esto podría dar la imagen de imperialismo y daría la razón a lo que está siendo presentado como un intento de EEUU por robar a Irak sus riquezas más que llevar la paz y la estabilidad", indicó.
Hussein Ibis, el director de comunicación del Comité Antidiscriminación Arabe-Estadounidense cree que EEUU ya ha cometido alguno de estos errores fundamentales. En un artículo publicado en Los Angeles Times critica la elección del general Jay Garner para dirigir la ocupación a causa del apoyo de éste a la línea dura de la política israelí. EEUU también ha ofrecido muchos contratos a occidentales que podrían haber sido realizados por los propios iraquíes. Concluye que con este y otros errores, "sin mencionar los controles, las perspectivas de ganar los corazones y las mentes de los iraquíes parecen realmente débiles". (DPA)