La creatividad en la reconstrucción del país, los nuevos caminos que se deben abrir para salir de la crisis y el rescate de la educación, son algunos de los ejes que plantea Adolfo Pérez Esquivel al analizar la situación de la sociedad argentina. Desde su militancia en el Servicio de Paz y Justicia (Serpaj), el premio Nobel de la paz 1980, da prioridad a la lucha no violenta para la resolución de los conflictos.
-¿Cómo calificaría el estado de la sociedad argentina en estos días: deliberativa, estupefacta, abúlica, enojada, resignada, hastiada?
-Hay grandes sectores de la sociedad argentina que están muy activos, movilizados, recuperando fábricas y buscando nuevos caminos mediante alternativas muy creativas.
Pero, también hay una fractura del pensamiento filosófico y de las concepciones de vida de los dirigentes políticos que sólo apuntan a lo mediático. El caso de Barrionuevo (Luis, senador nacional peronista) y sus delitos muestra cómo avanza la impunidad, eso fractura el pensamiento, los valores, la ética.
Además, no hay un proyecto sobre el rol que tiene que jugar el país en el marco latinoamericano. Es perverso que 20 millones de personas estén en la pobreza, que 8 millones vivan bajo ese nivel y que cientos de chicos padezcan desnutrición.
Ante eso, las organizaciones de base son las que responden con otra visión forjando redes solidarias que resisten con comedores comunitarios y emprendimientos colectivos.
-¿Cuáles fueron los resortes que posibilitaron cambios socioculturales tan dramáticos en los últimos diez años?
-Menem lo hizo. La política de vaciar la Nación y entregar el país a grandes corporaciones extranjeras ha dejado en la miseria al país. De la Rúa lo único que concretó fue la venta del avión. Nos preguntamos dónde están los recursos que debían generar las privatizaciones, ¿los tiene María Julia? Y Cavallo, que apuntó a destruir el Mercosur y aplicar políticas de sometimiento a las corporaciones, como ocurrió con Aguas Argentinas, Aerolíneas e YPF, entre otras.
El Estado se desentendió de sus responsabilidades. Ahora debemos recuperar las instituciones públicas. Pero debemos entender que la tarea va más allá de votar: las elecciones no cambiarán nada porque los proyectos obedecen a pensamientos ajenos.
-¿La caída de la clase política arrastró a las instituciones?
-La clase política renunció a estar del lado del pueblo porque no produce cambios estructurales. Pero las organizaciones de base se mueven en otra dirección. Como no siempre lo legal es lo justo, se persigue a los trabajadores que quieren ocupar fábricas para recuperarlas; entonces la Justicia manda a la policía para desalojarlos.
Hay claros ejemplos claros del avasallamiento del estado de Derecho: el ingreso de tropas estadounidenses al territorio nacional se concreta con total impunidad y el Parlamento no hace nada. Ese avasallamiento se manifiesta también en la reducción del presupuesto educativo para pagar la deuda externa.
La dirigencia no da respuestas
-¿Qué respuestas hubo ante los cambios sociales de los últimos años? \-El pueblo está manifestándose, pero no hay respuesta desde las dirigencias partidarias, se requiere una Asamblea Constituyente que permita -entre otros cambios- derogar los mandatos cuando no se cumple con los compromisos y la palabra. Es necesario también sancionar a los corruptos y acabar con los feudos medievales establecidos en las provincias, donde los señores gobernadores constituyen sus fortalezas destruyendo el federalismo y los acuerdos regionales y continentales.
-Es común escuchar que un cambio social evolutivo pasa por la educación: ¿desde y hacia dónde? \-La educación es la base del desarrollo de un pueblo, pero no sólo desde el concepto de la economía, también desde la cultura, el medio ambiente; la ciencia debe recuperar a tantos investigadores que se fueron perseguidos por la dictadura o por la falta de lugares donde trabajar por un desarrollo sostenible.
Pero, para comenzar, hay que garantizar el acceso de los niños a la educación, lo que se logra con un presupuesto digno. Argentina había superado el analfabetismo, pero ahora recrudeció por la política educativa y la falta de inversión.
-¿La palabra perdió significación como vehículo de las ideas? \-Se deben liberar las palabras para liberar el pensamiento. Términos como democracia, justicia, derechos humanos, son manoseados y hasta los usa Bush para justificar la matanza en Irak. La palabra es energía que debe potenciarse en sus verdaderos contenidos.
-¿La acción desplazó al debate? \-Acción y debate se complementan, sin unirlos estamos sólo en medio del camino. En "Pedagogía del oprimido", Paulo Freire habla de la tarea conjunta del alumno y el educador, de participar y actuar tras reflexionar.
-¿Cómo fue su primer voto por presidente? \-Voté a Frondizi, me parecía brillante en sus ideas para el desarrollo de la industria argentina, pero no pudo gobernar. También había valores importantes en el primer peronismo, no en lo que vino después. La justicia social, la educación, en aquello de "los primeros beneficiados son los niños".
Era muy chico cuando le escribí una carta a Evita porque mi padre era ciego y no tenía jubilación. A la semana llegó uno de sus secretarios para tramitar el pedido. Tenía sensibilidad social, más allá del asistencialismo estaba el concepto de justicia social.