Carlos Germano consideró un "hecho indiscutible" la difusión de encuestas técnicamente cuestionables. Y, en ese sentido, no dudó en asegurar que "alguna responsabilidad les cabe a los propios medios de comunicación". Para sustentar sus argumentos, Germano apuntó a "algunas distorsiones habituales": los sondeos por Internet y las consultas telefónicas. "Los primeros sólo alcanzan a un segmento determinado de la población, mientras que las segundas dependen de la voluntad espontánea del entrevistado de participar", le explicó el analista a La Capital. Pero, para Germano tampoco constituyen encuestas propiamente dichas las consultas al azar a cierto número de personas, por más amplio que sea el espectro seleccionado. "Ninguna de estas opciones cumple con lo que define a una encuesta: la elaboración de una muestra representativa capaz de ofrecer un indicador confiable, con un margen de error conocido, de la opinión de la totalidad de la población bajo estudio", concluyó.
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